YAHUALICA. Este domingo se celebró la tradicional corrida de toros de la Feria de Yahualica con un sorpresivo lleno. La sede fue la plaza Jalisco, donde se lidió un buen encierro de Chinampas, del que destacó el sexto, al que indultó Arturo Gilio.
La tarde fue también rotunda por los triunfos importantes del rejoneador Tarik Othón, que cortó dos orejas, al igual que Leo Valadez. El festejo finalizó con la actuación del novillero de la tierra, Moisés, que cortó también dos apéndices. Por esta actuación, todos salieron a hombros.
OTHÓN Y SU RESISTENCIA
Abrió plaza Baquetón, de 465 kilos, del hierro jalisciense de Chinampas. Tarik Othón lo recibió montando a Sultán.
Se probó el caballista queretano ante un ejemplar con poca acometida, pasándolo con un rejón de castigo. Sargento, uno de los caballos debutantes de su cuadra en esta temporada, le acompañó en el inicio de las banderillas, donde portentoso, toreó de costado, con temple y mando, logrando hacerse del toro y adornarse con tres banderillas que tuvieron lucimiento.
Quimera y los vibrantes cambios. Se metió Othón con determinación en la cara del astado gracias a una magistral doma, pero al momento de ejecutar un quiebro fue alcanzado y derribado debido a las condiciones del ruedo, pues los días previos llovió.
Tarik volvió a montar, y con la entrega del público, puso una soberbia banderilla al violín.
Ribeiro y un cierre en letras mayúsculas al adornarse con las rosas. No acertó con el rejón de muerte, retirándose entre palmas.
EL CERTERO VALADEZ
Leo Valadez saludó por verónicas a Volveré, de 460 kilos, de Chinampas, y después interpretó un quite variado.
Se impuso con las banderillas en tres buenos pares y marcó el buen preámbulo de una faena en la que ligó series por pitón derecho, siempre buscando el mando, con entrega y determinación.
Un molinete fue la primera nota del toreo al natural de Leo Valadez que cuajó dos series portentosas buscando mantener el vuelo con el ejemplar que iba a menos.
En los finales acortó la distancia con ese valor tan entero que le caracteriza: acertó con la espada y cortó una oreja.
GILIO, VOLUNTAD Y ENTREGA
El tercero de la tarde fue Buen Amigo, de Chinampas, al que Gilio saludó con cadencia en el percal. Un ejemplar al que le faltó fondo y transmisión, pero con el que cuajó una faena plagada de voluntad y entrega, así como muletazos por ambos pitones, destacando el trazo largo que plasmó en dos importantes series por el izquierdo.
El astado se paró muy pronto y ofreció a cuentagotas, obligando al torero lagunero a meterse entre los pitones para robar los muletazos finales a base de poder y entendimiento.
VIBRANTE FAENA
El cuarto de la tarde, Malquerido, de 450 kilos, permitió una de las faenas más importantes de Tarik Othón de la presente temporada.
Un inicio explosivo y soberbio marcó sin duda el nivel de intensidad de todo lo que vino después, que fue bueno. Joselito, figura indiscutible de su cuadra, y los sublimes momentos y toreros al recibir al de Chinampas.
Las banderillas y la cámara lenta, formando el binomio perfecto con Divino, otro caballo que debuta.
La importancia de esta faena fue por la solvencia y madurez de Tarik, que al no tener un novillo idóneo (muy parado), hizo todo para alcanzar el culmen, sin arrebatos, sereno y con entera quietud.
Espertano y dos soberbias rosas permitieron a Tarik sacar hasta la última embestida. Cobró con un rejonazo certero que tumbó sin puntilla.
Como la faena misma, las dos orejas llegaron ante un público vibrante de emoción.
INDULTO
El quinto de la tarde, Norteño, de 450 kilos, fue el segundo del lote de Leo Valadez, quien de nueva cuenta apostó todo, destacando en un quite por zapopinas que emocionó al respetable.
En el Segundo Tercio demostró facilidad y espectacularidad con tres buenos pares de banderillas. A Valadez le correspondió un ejemplar potable, que tuvo ese fondo de nobleza, pero que duró muy poco. Cuajó una faena donde prevalecieron las series ligadas, buscando la hondura.
La jornada culminó con pasajes en los que Leo, determinado, se pegó un arrimón. Certero con la espada consiguió el corte de una oreja.
Médico fue el animal que cerró plaza, y al que Arturo Gilio recibió con el buen juego de manos al recrearse por verónicas.
Gilio no quiso dejarse ganar la partida y eslabonó una actuación llena de tesón, de mando y poder. Toreó de rodillas con la muleta para imponerse con recursos y técnica a un ejemplar que tuvo mucha calidad.
Corrió mano en series ligadas y templadas por ambos pitones, dejando muletazos de gran calado por el izquierdo.
El reposo se reflejó en este pitón, donde asentado mostró un toreo que gusta, bajo ese sentimiento que imprimió a lo largo de la jornada.
La faena se mantuvo en esa buena línea, pues Gilio aprovechó la nobleza del astado de Chinampas y a partir de ello no tardó en llegar la petición de indulto, que al final se concedió para Médico, número 937, de 455 kilos, de Chinampas.
Compartió la vuelta al ruedo tras recibir los trofeos simbólicos con el ganadero Rodolfo Camarena.