GUANAJUATO. Los matadores de toros Ernesto Javier El Calita y Román Collado firmaron una brillante actuación en San Miguel de Allende, donde se llevó a cabo, por primera vez, la corrida del Día de Muertos.
La empresa Feria Toro tiene la intención de convertir esta fecha en otra cita importante en el calendario de la fiesta brava en la plaza Oriente, en la que también el rejoneador de dinastía Fauro Aloi cortó una oreja de peso al segundo astado de su lote tras una gran faena.
LE CAE EL CABALLO ENCIMA
Delante del primer ejemplar de la ganadería de Marrón que fue noble, pero que se agarró un tanto al piso, Fauro siempre buscó pisarle el terreno para encelarlo y así consiguió entusiasmar al público desde que lo recibió montando a Mangérico.
Después sacó a Faraón para colocar banderillas con mucha exposición. En uno de los cites yendo hacia atrás, por lo que el caballo le cayó encima de manera aparatosa, provocándole un fuerte golpe en la rodilla izquierda.
Sin sufrir una lesión de mayor gravedad, Aloi se sobrepuso para concluir la lidia sobre los lomos de Maximus, un caballo nuevo que está probando para matar.
En éste señaló un pinchazo y un golpe de descabello para saludar una ovación en el tercio, antes de ingresar a la enfermería para ser atendido con analgésicos y un vendaje con hielo para reducir la inflamación.
En el cuarto toro de la tarde decidió sacar a Chato, quien estaba presupuestado para salir en el tercio final.
Con el animal se desempeñó con soltura delante de un novillo bueno, que galopó con franqueza y se prestó más al lucimiento que el primero, por lo que la labor de Fauro fue todavía más redonda y emocionante por el ceñimiento en los embroques y la expresión de su toreo.
En el tercio de banderillas, en los lomos de Favorito, ejecutó dos quiebros extraordinarios que entusiasmaron a la gente y remató la faena toreando de costado con temple sobre Atila.
Para matar volvió a sacar a Maximus, para colocar una banderilla al violín y una corta, previo a dejar un rejón de muerte eficaz, pero un tanto trasero, que fue la mácula que le impidió cortar una segunda oreja.
Fauro regresará a la Ciudad de México para someterse a una resonancia magnética de la rodilla izquierda, para poder determinar la gravedad de la lesión.
El tiempo de El Calita
No cabe duda que el torero mexiquense Ernesto Javier El Calita atraviesa un gran momento en su carrera profesional. Madurez y una facilidad se refleja en un toreo pausado donde la clase sobresale y se antepone.
La tarde firmada en San Miguel de Allende es importante, de momentos con letras mayúsculas.
Fueron dos astados de muy diverso comportamiento, y por eso las faenas tuvieron un corte muy distinto, pero se reflejó el trazo largo, profundo, el que se acompaña con la cintura y se plasma con una gran calidad y empaque.
La muleta muy baja en la faena del primero, cortando una oreja (con petición de la segunda) a Cuchillero, de 483 kilos, de la ganadería de Marrón.
La variedad con el capote y una faena asentada permitieron el lucimiento del torero mexiquense que cuajó series templadas, destacando las series finales por el izquierdo. Pasaportó de buena estocada.
La cadencia de Román
Román Collado cortó las dos orejas de Pochito, de 470 kilos, que fue merecedor del arrastre lento por su nobleza y calidad.
Román tuvo variedad con el capote, gustando en el saludo que interpretó. A pies juntos y por alto, dio inicio a su labor con la muleta, ante el buen novillo que tuvo ese fondo de nobleza.
Apuntó mejores condiciones por el derecho, pudiendo por momentos profundizar en su toreo, mostrando la calidad que aquilata, siempre con el sitio y el temple por delante.
Mató de gran estocada y cortó las dos orejas, mientras que el animal fue merecedor del arrastre lento.