TLAXCALA. El cierre de la Feria de Tlaxcala no pudo tener mejor marco, pues este sábado en la plaza Jorge El Ranchero Aguilar salieron a hombros los matadores Ernesto Javier El Calita y Sergio Flores por cortar dos orejas por coleta.
No corrió con la misma suerte el primer espada del cartel, el español Antonio Ferrera, pues pechó con el lote más complicado de la ganadería de José María Arturo Huerta.
SE RETIRA ENTRE PALMAS
Abrió plaza Lorenzillo, de 450 kilos, de la ganadería de José María Arturo Huerta, tocando en suerte al torero español Antonio Ferrera, quien estuvo breve con el capote.
El inicio de la faena fue por alto y muy en la cercanía de las tablas, llevándolo posteriormente a los medios para ahí comenzar una primera serie por derecho, buscando el ritmo y la comodidad de un astado que estaba por definir sus embestidas.
Fue un novillo muy tardo, carente de ese fondo y transmisión, pero Ferrera estuvo por encima, tapando todos los defectos del abre plaza, y logrando así muletazos plagados de firmeza, siempre con determinación. Falló con la espada y se retiró entre palmas.
MERECEDOR DE ARRASTRE LENTO
Pelusito, de 458 kilos, el segundo de la tarde con el que Ernesto Javier El Calita toreó con cadencia con el capote en un buen saludo, destacando con las verónicas ejecutadas así como el buen quite por navarras que interpretó.
Soberbio inicio de faena con un cambiado por la espalda para después cuajar rotundamente una primera serie por pitón derecho.
La faena creció en intensidad, un ejemplar noble, y con clase terminó por meterse en la muleta poderosa del mexiquense que cuajó series profundas con el toreo asentado, acompañando el trazo con la cintura, mostrando la cadencia y el ritmo.
La faena también tuvo una gran muestra por el pitón izquierdo, sintió cada muletazo, se abandonó y transmitió a buena letra, continuando su labor por el franco pitón derecho, terminando así su buen actuar con muletazos por alto que fueron de gran calado.
Luquecina bajo su sello e interpretación para rematar con el pase de pecho. Mató de gran estocada para cortar dos orejas. El toro fue merecedor del arrastre lento.
DE MENOS A MÁS
Sergio Flores enfrentó a Solotepec”, de 493 kilos, al que saludó de manera discreta con el capote, y en la muleta, el animal fue tardo, pero fue de menos a más gracias a la labor tesonera del torero tlaxcalteca, que aguardó las distancias, midiendo el terreno y llevando al ejemplar muy a su aire en los terrenos que le favorecían.
Sin obligarle fue ligando los muletazos, a media altura, favoreciendo el viaje del novillo. No tardó mucho en rajarse el toro, y ahí muy cerca de las tablas, extrajo los últimos muletazos, la estocada fue muy trasera aunque de efectos fulminantes. Petición de oreja no concedida, para ser ovacionado en el tercio.
Rey de Plata, de 505 kilos, cuarto de la tarde, y segundo del lote del torero español Antonio Ferrera, que volvió a apostar con determinación ante lo poco que terminó por ofrecer el de José María Arturo Huerta.
El quinto de la tarde fue para Ernesto Javier El Calita, que bregó muy bien al novillo. Una faena que comenzó bajo la incertidumbre del toro que parecía que no regalaría embestida alguna, pero terminó por meterse al engaño, estructurando una faena poderosa, a media altura, con verdad y valor, pero sin arrebatos. Pinchó para perder la posibilidad de tocar pelo.
Panda, de 494 kilos, fue el ejemplar que cerró plaza, con el que surgió el sentimiento y la plenitud de Sergio Flores que desde el comienzo de su labor muleteril se apoderó de una escena que no era fácil, un animal que se metía, que iba arriba, muy brusco, por lo que había que medir bien las distancias.
La faena fue a más y el esfuerzo logró una gran recompensa, series acompasadas, dominantes, y muy pulsadas. Tras una certera ración de acero, consiguió el corte de dos orejas.
FOTOS: MANOLO BRIONES