ZACATECAS. A 25 años de la represión en contra de estudiantes de la Escuela Normal Rural General Matías Ramos Santos, de Loreto, el 13 de enero de 2000, los alumnos de nuevas generaciones acudieron a la capital este martes a marchar como protesta.
Pasadas las 15 horas, un contingente de 20 camiones arribó a Guadalupe. Desde la Secretaria de Educación de Zacatecas (SEZ), aproximadamente 700 alumnos iniciaron la marcha, la cual recorrió el bulevar hasta la Plaza Bicentenario para concluir.
Este año movieron la fecha debido a que el pasado lunes 13, fecha en la que sufrieron la represión en el 2000, había varias actividades en la capital y decidieron posponerla un día.
Asimismo, durante esta protesta, se sumaron alumnos normalistas rurales de Michoacán, Durango y del Estado de México. Aunque la mayoría, cerca de 580 jóvenes, eran de Loreto, Zacatecas.
Exigen por el profe Chayo
Conocidos del profesor José del Rosario Urrutia Aguilar, apodado el profe Chayo y quien fue privado de su libertad en 2024 en el municipio de Cuauhtémoc, también se sumaron a la marcha con la manta de su cédula de desaparecido.
«Ni perdón, ni olvidó», gritaban los jóvenes mientras avanzaban con banderas rojas entre sus brazos y clamaban justicia.
Conforme el contingente avanzó, también exigieron justicia por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, Guerrero. En seguida, realizaron un acto simbólico en el que se pusieron de cuclillas y luego corrieron contando hasta el 43, en memoria de sus compañeros normalistas.
Recuerdan actos de abuso
«Ni con tanques, ni metrallas. La San Marcos no se calla», fue la consignan con la que arribaron a la Plaza Bicentenario, después de un trayecto de casi dos horas.
Allí, diferentes jóvenes hablaron sobre el significado de la marcha y recordaron que el 13 de enero de 2000 un grupo de San Marqueños quería entablar una mesa de diálogo con el presidente Ernesto Zedillo, quien estaba de gira de trabajo en Zacatecas para tratar un tema interno. Sin embargo, fueron reprimidos por las autoridades estatales.
Por esta razón, sentenciaron en su posicionamiento, que a 25 años de este incidente y ante actos de abuso de autoridad, «ni perdón, ni olvido».