ZACATECAS. Esteban Isaías cumplirá el 6 de mayo 10 años de vida. Desde que tenía año y medio fue detectado con cáncer; un tumor maligno en la cabeza que hasta ahora lo tiene postrado en cama.
Las quimioterapias que recibió y las radiaciones, si bien le ayudaron a mantenerlo con vida hasta ahora, le provocaron una serie de daños cerebrales que deterioraron su condición.
Su mamá Viridiana, ha pedido ayuda para comprarle una silla de ruedas especial para parálisis cerebral infantil para poder trasladarlo con mayor facilidad.
Este miércoles, la silla llegará para el pequeño, gracias a una donación que hará una vecina de Guadalupe de nombre Yolanda, quien sin pensarlo ofreció regalar la silla al pequeño Esteban.
DESAHUCIADO
De acuerdo con Viridiana, mamá de Esteban, su hijo padece de ese tumor cerebral desde que tenía año y medio y desde entonces, ha hecho lo posible por atender la salud del niño, pese a que incluso los médicos lo desahuciaron hace tres años.
Según le dijeron, el niño ya no tenía posibilidades de vivir, ya que, pese a algunas cirugías, quimioterapias y radiaciones, el tumor sigue instalado.
“Hace como tres años ya no le dan tratamiento, ya no lo han querido atender; sólo recibe sus paliativos para la ansiedad y evitar convulsiones y dolor, pero el niño no ve, no camina y no habla”; todo es resultado, dijo Viridiana, de los tratamientos agresivos a que fue sometido.
La señora detalló que para ella, la situación de su hijo ha sido por demás difícil, ya que luego de los tratamientos para poderlo mantener, su rutina es salir con él cargado, algunos días a la semana a buscar trabajo en limpieza de casas. Cuando no, hace tamales para vender.
En su domicilio, en la colonia Las Quintas, de Guadalupe, explicó, es donde vive por lo menos en una casa donde no paga renta, pues la vivienda es de su hija mayor, de 17 años.
“Con mi hijo salgo a todas partes, lo cargo, lo subo, lo bajo, a donde voy me lo cargo, pero sí ha sido muy difícil para mí”, pues, dijo, el niño va creciendo, pesa más y no puede cargar con niño y carriola.
Para sus movimientos, dijo, siempre pide un servicio de vehículos de alquiler, de lo contrario no podría salir con el niño, pero reconoció que hay personas que le ayudan “y esto hace más ligerita mi carga”.
Sin embargo, aceptó que por cargar el peso de su hijo, ha avanzado en ella un padecimiento de la cintura “donde ya no lo puedo cargar” y por ello, reconoció que sigue confiando en el respaldo que las personas le puedan dar, ya que ella sola provee la atención de su hijo, “hasta donde he podido he ayudado a mi hijo, primeramente mi Padre Dios me lo ha mantenido aquí”.