Chulas fronteras del norte, cómo las extraño
No existe nada más liberador, para la aterrada alma, sobre todo en estos años de muchos balazos y más ideológicos bandazos, que leer los diarios y ver felices a los sujetos de más lana en el mundo, acompañar a Donald Trump en su toma de posesión, allá en el gabacho.
Así es, Elon Musk (Tesla), Jeff Bezos (Amazon), Mark Zuckerberg (Meta), entre otros, estaban como niños con helado, disfrutando del ascenso de Trump a la presidencia de los Estados Unidos.
Los más jodidos, como Milei (presidente argentino), estaban súper felices repartiendo champaña entre los invitados (dicen que le contaron las botellas para que no se fuera a robar ninguna).
Y los paletos, centro y sudamericanos, hijos de la extrema derecha, armaron una gran fiesta para celebrar que un auténtico hijo del Tea Party, haya conquistado su triunfo con base en mentiras y una narrativa decimonónica auspiciada por Adam Smith.
A Trump no le han dicho que vivimos en el siglo 21, que los Estados Unidos es una enorme sociedad con muy graves problemas en materia de salud, empleo y vivienda.
Recientemente Bernie Sanders puso en la mesa del debate los grandes problemas que viven los norteamericanos: miles de personas sin hogar, un sistema de salud que solamente beneficia a los ricos, la educación solo para quienes tienen dinero. ¿Y luego? ¿No que los Estados Unidos son un gran país donde se vive el maravilloso sueño americano? Puro choro.
El discurso populista de Trump vive exactamente lo que Barack Obama: se piensa que las órdenes ejecutivas resolverán todos los grandes problemas.
Pero nel. Cualquier orden del presidente debe pasar por el Congreso para convertirse en ley, de otra manera sus órdenes no son más que rollos producto de la imaginación presidencial que están sujetas a revisión judicial y pueden echarse abajo si queda demostrado que violan la Constitución.
Y las órdenes ejecutivas de Trump, para iniciar su mafufada de deportaciones masivas y negar la nacionalidad por nacimiento, ya fueron impugnadas por 18 estados, lo que generó que un juez federal suspendiera la orden de deportar a los americanos por nacimiento.
La derecha siempre será torpe. Ni modo. Y Mr. Trump (con los asesores bestias que tiene) está peor. Es casi igual, que los asesores de los representantes populares panistas, auténticos mamacallos de rancho.
Pero Mr. Trump olvida que los mexicanos no nos asustamos con el petate del difunto, tenemos y siempre hemos tenido la fortaleza para salir delante de nuestros graves problemas.
Trump se verá envuelto en muchísimos problemas porque no sabe callarse la bocota en el momento preciso. Ahora sale con la babosada de querer comprar Groenlandia; digo, si le interesa comprar algunos lugares en Zacatecas hay muy buenas ofertas. Ranchos, lotes, expendios de tamales y muchas casas abandonadas.
Y si tiene la loca idea de cambiarle el nombre al Golfo de México por Golfo de América, pues vamos cambiándole de nombre a algunos lugares. Por ejemplo, Hollywood, debería llamarse “Madera de Acebo altamente inflamable”.
Y ya entrados en gastos y reconociendo que Trump reprobó historia, propongo muy humildemente que los Estados Unidos de América de ahora en delante de llame MÉXICO DEL NORTE y que el himno sea CHULAS FRONTERAS DEL NORTE, en la voz inconfundible de Eulalio González “El Piporro”. Porque para echar desmadre, los mexicanos somos muy buenos y más inteligentes que pelo de mono de Barbie.
Mr. Trump, déjese de tonterías, debería de adoptar el lema “Primero los Pobres”, pues mucha falta le hace respetar los derechos humanos a la salud, la educación y la vivienda de miles de sus connacionales en lugar de andar comprando ranchos en el Polo Norte. Tenga cuidado y no despierte al león, en otras palabras, no mameyes que son papayas.