La Ley contra el Nepotismo y el cambio de escenarios políticos
La iniciativa de Ley Contra el Nepotismo, enviada por la presidenta Claudia Sheinbaum al Congreso de la Unión, que se aplicará en los comicios de 2027, no solo modificará de facto los escenarios del poder en México y Zacatecas, y reacomodará la correlación de fuerzas locales, sino que también promoverá la modernización del sistema político, para eliminar de su estructura los rasgos casi feudales que aún perduran.
De entrada, la propuesta de la jefa del Ejecutivo Federal reformará los artículos 55, 82, 115 y 116 de la Carta Magna, asociados a la elección de legisladores, presidente de la República, gobernadores, alcaldes, síndicos y regidores, para poner límites a las prácticas del nepotismo.
Con esa iniciativa de ley quedará expresa y estrictamente prohibido que un familiar (o con relación de afinidad) pueda suceder a otro en el mismo puesto, tratándose de posiciones de elección popular.
Con eso se asesta un golpe brutal al “nepotismo” y a la actitud patrimonialista abusiva de concebir equivocadamente al poder público como una extensión del patrimonio familiar.
Es claro que el nepotismo, como herencia de los regímenes feudales, vulnera el derecho humano de acceso para competir, en igualdad de circunstancias, por un puesto público, un contrato y/o licitación, para favorecer, en cambio, solo a familiares y amigos.
En términos de los postulados clásicos de los defensores de las sociedades modernas, como lo plantearon los filósofos Max Weber y Jürgen Habermas, el nepotismo bien puede ser considerado como expresión simbólica de los sistemas feudales y premodernos del poder, por las siguientes razones:
1) Violenta los derechos humanos y el espíritu de la ley.
2) Concentra la riqueza en unas cuantas manos, al favorecer solo a los integrantes de una o varias familias.
3) Agrupa puestos públicos, contratos y licitaciones en unas poquísimas manos.
4) Aniquila los espacios de la democracia deliberativa moderna.
5) Desaparece la práctica del diálogo racional, como instrumento para construir consensos.
6) Son aniquilados los perfiles adecuados de desempeño en la estructura del aparato de Estado, para dar espacios laborales solo a los familiares, sin cumplir con el requisito de la eficiencia.
Adicionalmente, para su existencia, el nepotismo está anclado en sociedades atrasadas y feudales, fundadas en la conducción política por caudillos y caciques municipales, regionales, estatales y nacionales.
El filósofo alemán Jürgen Habermas, creador de la teoría de la Racionalidad Comunicativa, afirmó que las sociedades modernas se distinguen, entre otros, por dos factores: a) El diálogo argumentativo razonable; y b) Por el respeto a la Ley. Y la práctica del nepotismo, no contempla esos elementos. Al contrario, los aniquila.
Por su parte, Max Weber (1824-1920), padre de la sociología comprensiva, destacó que las sociedades y la democracia moderna deberían estar sustentadas, al hablar de meritocracia en las burocracias, en perfiles profesionales de desempeño adecuados, no improvisados. Y eso tampoco lo estima pertinente el nepotismo, en aras de privilegiar intereses de familiares y amigos.
Por lo demás, todos los especialistas y estudiosos del tema, califican al “nepotismo”, como un acto de corrupción, al permitir que un funcionario abuse del poder público para favorecer a familiares, asignándoles inmerecidamente puestos, contratos y licitaciones.
La iniciativa en contra del nepotismo, formulada por la presidenta Claudia Sheinbaum marca un hito, es disruptiva y procurará abonar a la modernización del sistema político mexicano.
Esta propuesta legislativa de Sheinbaum Pardo tendrá repercusiones en las estructuras del poder en los municipios, en los estados, en los distritos electorales y en la propia Presidencia de la República.
Con esa iniciativa se establecen límites a las actitudes del cínico y profundo nepotismo que se practican en las esferas del poder público y que dañan al desarrollo de los pueblos.
EL NEPOTISMO, ¿UN DELITO?
El Artículo 220 del Código Penal Federal califica al “nepotismo” como un delito punible con sanciones administrativas e incluso con cárcel, para aquellos que lo practiquen.
Sin embargo, en nuestro país, el nepotismo, tipificado como delito, nunca se ha castigado y se le tolera, haciendo que su práctica sea un obstáculo para el desarrollo de nuestra sociedad.
La propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum sienta un precedente positivo para la democracia y se modifica, así, la historia política mexicana.