ZACATECAS. En su reflexión de lo que denominó el discípulo modelo 2025, el obispo Sigifredo Noriega Barceló subrayó la importancia de un cambio de actitud ante las adversidades, proponiendo verlas como “áreas de oportunidad” sin perder de vista la búsqueda de la justicia y el bienestar.
Explicó el descenso de Jesús desde la montaña hacia el llano como una metáfora sobre acercarse a las realidades cotidianas: “Bajar del monte es estar ahí donde están los demás, donde está el prójimo”.
No obstante, indicó que el mensaje evangélico no promueve el sufrimiento ni justifica la pobreza o el hambre, sino que ofrece una perspectiva para enfrentar estas realidades.
“No es que Jesús esté de acuerdo con la pobreza material, ya que no está de acuerdo con buscar el sufrimiento solo por buscarlo ni con que haya hambre en el mundo”, precisó.
Señaló a la felicidad como vocación fundamental del cristianismo, pues “no está peleada con la fe, y la plenitud solamente la puede dar dios”.
“DIOS ESTÁ CON EL QUE LLORA”
Durante la homilía, el líder religioso abordó el contraste entre el sufrimiento y la búsqueda de la felicidad, haciendo énfasis en las realidades sociales que se enfrentan actualmente.
En este sentido, abordó la situación de los desaparecidos y sus parientes. “Cuando tenemos reunión, me encuentro con personas que tienen hijos víctimas de este delito, que están pasando por algún momento difícil en su familia y en su trabajo”, compartió.
Ante ello, planteó la pregunta: “¿Qué voy a hacer con esto? Para que no me aplaste el dolor, para no decir: ‘quisiera mejor morirme que enfrentar esto, que soportar este dolor’. La garantía es que dios está de parte del que llora”.