ESTADO DE MÉXICO. Este sábado se celebró el esperado mano a mano entre dos jóvenes exponentes del rejoneo a caballo, los cuales tuvieron una gran exhibición y nivel durante la celebración en el Centro Caballar Los Azulejos, ubicado en Atizapán de Zaragoza, Estado de México.
Los caballistas Guillermo Hermoso de Mendoza (tres orejas) y Tarik Othón (dos apéndices) salieron a hombros. Se lidió un encierro del hierro de Marrón, de buen juego en términos generales, destacando el segundo, que mereció los honores de una vuelta al ruedo en el arrastre.
Además, Hermoso de Mendoza compartió el triunfo con el ganadero José Marrón.
LA PROMESA
El festejo abrió con la actuación de una firme promesa, como lo es el rejoneador Emilio Cano, quien dejó un grato sabor de boca en su presentación con Don Ra, de 420 kilos, de Morrón.
En todo momento mostró dominio de los terrenos, luciendo con las banderillas y la colocación al violín, sobresaliente. Certero con el rejón de muerte, pudo cortar una valiosa oreja.
LOS REJONES DE MUERTE
Guillermo Hermoso de Mendoza se encontró con Cubetero, de 457 kilos, del hierro de Marrón, el cual tuvo mucha calidad, ritmo y transmisión. El torero lo cuajó con temple y mando, gustándose bajo el dominio de una buena doma.
Certero en el rejón de muerte. Vuelta al ruedo al toro en el arrastre.
El rejoneador Tarik Othón cortó las dos orejas a su primero, de nombre Velador, de 460 kilos. El ejemplar de Marrón tuvo poca fuerza, pero ese fondo de nobleza y calidad.
Con mucho temple y la clase que predomina, lo toreó de gran manera, siendo colofón un rejón de muerte que llevó al animal a doblar de inmediato.
EL CIERRE
Guillermo Hermoso estuvo muy por encima de lo que ofreció su segundo, Tabernero, de poca transmisión. El caballista sacó los recursos y logró la transmisión al tendido, cortando una oreja de mucho peso.
Tarik Othón cerró el festejo con una vibrante faena. Desde la salida recibió a porta gayola, de frente, temerario y con verdad, a Cominito, de 485 kilos, de Marrón.
Gran ejecución con las banderillas, pero el animal tardó en doblar y perdió la posibilidad de tocar pelo.