ZACATECAS. ¡Pásele, sí tenemos!, se escucha gritar a lo lejos una voz que sale desde el nutrido puesto de pescados y mariscos de Jesús Frausto, quien se apuesta desde hace más de 20 años en el Mercado Genaro Codina y busca formas peculiares de atraer a sus clientes.
De esta manera hace competencia con los otros cinco puestos que ofrecen uno de los principales productos que se consumen desde el Miércoles de Ceniza y por los siguientes 40 días de preparación espiritual rumbo a conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
Jesús Frausto comentó que su negocio es permanente todos los viernes del año, pero en Cuaresma se esmera en traer lo que la gente busca para sus comidas por los próximos 40 días.
Es poco lo que se consume de pescado durante el año, comenta. Pero de 500 gramos, las cantidades de pescado incrementan desde el kilo hasta los dos y llevan desde camarón, filetes de cazón, robalo y tilapia o la mojarra para freír, el pulpo y el camarón cocido. “Es en general lo que busca la gente”.
Es así que con el Miércoles de Ceniza llegan los colores y sabores de la Cuaresma, que es una época de probar platillos específicos y también laboriosos que no se degustan durante el resto del año, pero que con todo, dejan el mejor sabor de boca.
Si algo caracteriza a los mexicanos es su riqueza culinaria y esta temporada es una oportunidad para probar una pizca de sabores, de la diversidad de elementos para preparar una comida que en los tianguis de Zacatecas capital se hallan con la oportunidad de consumir local.
Esmero para el paladar
Desde Trancoso hasta Tabasco, mujeres comerciantes, en su mayoría, se esmeran en que en sus puestecitos no falten las especies, los condimentos, las semillas y todo tipo de ingredientes para preparar los nopalitos, el pipián, las papitas de campo, entre otros platillos.
Presurosos algunos clientes buscan llevar por bolsitas la gragea, el coco rallado y todo lo indispensable para la capirotada, mientras otros más buscan los nopalitos, que después del pescado, es posible que sea el alimento más consumido, según explicó Concepción Medina, comerciante de Trancoso.
Actualmente solo se consigue el de castilla, pero en unos 15 días llega el “mero mero de la temporada”, que es el duraznillo, detalló.
En tanto, en el puesto de José Antonio se oferta todo tipo de semillas y cereales para la temporada, desde guachal quebrado, garbanzo, chiles en variedades, orégano, comino, semilla de calabaza, ajos, alubias, habas, lentejas, camarón molido y una lista interminable que detalla el comerciante mientras dice tener mucho trabajo.
“Pásele, qué va a llevar, sí tenemos, qué anda buscando”, así se esmeran por atender los comerciantes durante el recorrido.
Medio siglo de tradición
Doña Bertha Hernández, quien creció siendo comerciante por sus padres, resaltó los 50 años que tiene vendiendo en el callejoncito contiguo a la Casa de Cultura Municipal de la capital. Ella misma prepara las bolitas de pipián, cocina capirotada y arroz como parte de la venta y, mientras platica, no deja de picar nopales.
Como anécdota, añade que ella por este mismo sitio vio a la famosa Juana Gallo y “chiquilla la recuerdo cuando pasaba por aquí”.
Doña Bertha nació en El Chique, Tabasco, pero ya radica en la capital y desde sus raíces elabora sus productos para que nada falte en este tiempo de regocijo que inicia con el ayuno.
Pero que al romperse, el paladar se deleita con los colores y sabores de la Cuaresma, aunque, reconoce, ya la gente no se acumula como antes en los puestos buscando los ingredientes para la comida de la temporada, quizá por la pérdida de tradición y también por la falta de dinero.