El Imperio Español
Increíble pero los españoles fueron imperio. Para comprender la fuerza efímera de los imperios seguiremos repasando con complejas descripciones, que caracterizó a los imperios que nos interesa describir.
Toca la suerte de aquel que nos llenó de sangre para inculcarnos su cultura, el Imperio Español.
Es notable que varios historiadores señalen cómo inició el viaje de Cristóbal Colón auspiciado por la Corona de Castilla del matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando V de Aragón en 1492, con la experiencia que le habían dado las luchas en la Reconquista, las cruzadas emprendidas por los reinos cristianos en el norte de la Península Ibérica contra los musulmanes que habían invadido desde el norte de África.
El Imperio español fue uno de los más grandes y poderosos de la historia, abarcando territorios en Europa, América, África y Asia. Desde finales del siglo 15 con la conquista de América alcanzó su máximo esplendor en los siglos 16 y 17. Durante este período, España se convirtió en un referente mundial en términos de riqueza, poderío militar y cultural.
Por estas razones, se destacó por tener una gran diversidad étnica y cultural, ya que incluía colonias y territorios de diferentes continentes. Además, se caracterizó por su enfoque en la expansión territorial, la explotación de recursos naturales y la difusión de su cultura y la religión católica.
La organización política estaba basada en el sistema monárquico (que por increíble que parezca no lo pueden desterrar) y centralizado, con el rey como máxima autoridad. Utilizan de religión predominante, el catolicismo, como una herramienta para la expansión y consolidación del poder.
El Imperio español se organizó por un sistema colonial, donde se establecían virreinatos, capitanías generales y audiencias en diferentes regiones. La autoridad máxima recaía en el monarca español, quien nombraba a los virreyes y gobernadores encargados de administrar los territorios coloniales.
No fue nada menor el poderío del Imperio español que se extendía por todo el mundo llegando a abarcar más de 13 millones de kilómetros cuadrados. Sus colonias y territorios se encontraban en lugares tan distantes como América, Filipinas, África y Europa.
Por supuesto que no debemos olvidar la depredación que hicieron de nuestros recursos naturales estos voraces conquistadores en las poblaciones conquistadas. Una de ellas, la minería, que obsequió grandes riquezas en oro y plata a la corona española. Tampoco supieron capitalizar para su expansión tecnológica al usarlos en pagar a los agiostistas judíos holandeses las deudas del imperio.
La religión católica jugo un papel de claro oscuros, porque mientras por un lado obedecía a los intereses de sus funcionarios mayores, torturando y matando con la inquisición a los que ellos consideraban sublevados, muy pocos defendían a los indígenas de atropellos bestiales.
Tenía que llegar la caída del Imperio español, al enfrentar numerosos conflictos y desafíos, como las guerras de independencia de las colonias americanas y las rivalidades con otras potencias europeas. Estos factores, sumados a las dificultades económicas y a la pérdida de territorios, llevaron a la decadencia y a dar fin a este imperio en el siglo 19.
¿Hasta dónde llegará la estulticia de seguidores de seudo líderes? Pobres argentinos. No dan una con sus gobernantes. A pesar de que algunos se ubican en la centro izquierda como los Kirchner y Alberto Fernández, que no lograron, por su tibieza, enfrentar al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, por eso los argentinos dentro de su megalomanía decidieron por el payaso Javier Milei, que al igual que el cómico Zelensky, no saben nada de planeación gubernamental y ahora caen en manos del locuaz Donald Trump.
Javier Milei demostró ya, ser un auténtico gánster al servicio de sus intereses, con el fraude a la sociedad argentina a través de una falsa inversión en la criptomoneda $LIBRA. Si los argentinos no rectifican con ese presidente que tienen, diremos que son más ingenuos que los que han votado por Vicente Fox, por el asesino de Felipe Calderón y por el inútil de Peña Nieto.