ZACATECAS. Decir que las escuelas fueron antiguos cementerios es una de las leyendas más repetidas entre los niños; sin embargo, para la escuela Primaria Valentín Gómez Farías, en la capital zacatecana, ello se hizo realidad. Este martes se anunciaron los resultados del hallazgo del 24 de abril, en los cuales se precisa que además del cuerpo del niño reportado encontraron restos óseos de otros siete pequeños y un adulto.
Como se recordará, en los trabajos se encontró el entierro de un infante, el cual fue llevado al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en la Ciudad de México, para ser resguardado y recibir un tratamiento especial.
De manera preliminar se señaló que los restos podrían datar del siglo 19, aunque la construcción del recinto comenzó en 1612 y continuó durante los siglos 18 y 19.
El hallazgo ocurrió durante la rehabilitación del inmueble, que fue efectuada por la Secretaría de Obras Públicas (SOP) de Zacatecas, bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de la Secretaría de Cultura de México.
Asimismo, se excavaron dos pozos para el estudio de mecánica del suelo, por lo que participó el área de Monumentos Históricos del Centro INAH Zacatecas.
Tras el descubrimiento, se integraron especialistas como la arqueóloga Baudelina Lydia García Uranga, quien recuperó los materiales óseos, así como la antropóloga física Lilian Ivette García Maya y los restauradores Josué Israel Moreno Fraga y Miriam Jazmín Pineda Bravo.
LOS HALLAZGOS
Durante los trabajos de rehabilitación se descubrió un féretro de madera, de 80 centímetros de largo por 35 de ancho, decorado con grabados de rombos azules. En su interior se encontraron los restos de un niño envuelto con una mortaja café. Se trata del único esqueleto completo y mejor preservado del hallazgo.
García Maya señaló que la posición del ataúd es particular, ya que los pies apuntan al sudeste, cuando la costumbre en la religión católica es orientarlos al este. “Esto sugiere que, por algún motivo, no pudieron realizar el ritual correspondiente”.
Encima del ataúd también se encontraron los restos de otros cuatro niños, un fémur completo y un calcáneo (hueso del pie) de un adulto, así como tres bultos mortuorios más con esqueletos infantiles, cuyo estado de conservación es moderado.
Aunque aún falta realizar los análisis osteológico y morfoscópico para determinar edad, género, patologías y otros datos, se estima que los infantes fallecieron en la edad perinatal, es decir, que murieron antes o poco después de los nueve meses. Los de mayor edad se estima que tenían entre uno y seis años.
TESTIMONIO
DEL PASADO
García Uranga consideró que las osamentas datan del siglo 19, cuando el espacio funcionaba como convento y hospital de la Orden de San Juan de Dios, y posteriormente a la mercedaria.
Otros elementos que refuerzan esta teoría es que en las obras se recuperaron una moneda de 1862 y la clave de un arco con un escudo mercedario en un relieve de cantera de estilo barroco.
Este último se asoció al primer convento de la orden, ubicado al pie del cerro de La Bufa, y el último fundado en la Nueva España.
También se hallaron botones, fragmentos de tela, un trozo de papel con texto en un idioma desconocido, cerámica y metales.
Por lo pronto, los restos se resguardarán en el museo de Guadalupe para su posterior análisis e investigación durante el segundo semestre del año.
Este hallazgo nutrirá el conocimiento sobre los antiguos habitantes de la ciudad, sus prácticas funerarias y su historia, la cual tiene más de 400 años de ocupación, concluye el boletín.