ZACATECAS. Los ejemplares antiguos que resguarda la Biblioteca de Colecciones Especiales Elías Amador pueden analizarse desde diversas circunstancias y épocas gracias a los testigos, es decir, “rasgos que se le añadieron al libro posterior a su creación, que pueden ser desde separadores y cartas, hasta recetas de cocina”.
Juan Carlos Ochoa Valenzuela, investigador y encargado del recinto, explicó que los testigos generalmente son descubiertos durante los trabajos de restauración de los libros, lo que se considera como “arqueología del libro”.
“[Entre ellos hay] una especie de lotería de la época novohispana y una carta de vida muy interesante. También encontramos una pequeña iconografía de El Santo, El Enmascarado de Plata, aunque ya debe de ser del siglo 20”, comentó el investigador.
Sobre la misiva, precisó que se trata de un documento del siglo 20 que fue descubierto en un ejemplar del siglo 19. La carta era de una mujer “que le pedía a una familia zacatecana que le cuidara sus enseres, particularmente ropa”.
UN SIGNO DE LA CULTURA
Carlos Ochoa puntualizó que estos elementos no solo permiten un entendimiento de los circuitos de lectura, “sino también el tipo de cultura que existía en la época.
“Es muy difícil definir la función de los testigos y cuál era su rol, pero esa cultura material te da elementos para entender que el libro ha caminado en diversas épocas y ha sido utilizado de diferentes formas”, ahondó.
Finalmente, comentó que probablemente las bibliotecas contemporáneas y personales tengan testigos, por lo que invitó a los lectores a revisar sus libros “y ver si encuentran alguno”.