Después de 29 días, la tardanza de una solución al paro magisterial que concluyó este viernes no solo dejó secuelas en el ámbito educativo, sino que también provocó una fuerte afectación económica en distintos sectores comerciales, sobre todo en los que dependen de la actividad escolar, que perdieron hasta 40 por ciento de ventas.
En la capital, los más afectados fueron el transporte público, las tiendas de abarrotes, las papelerías, los negocios de insumos escolares y los comerciantes ambulantes que se instalan en las inmediaciones de las instituciones educativas.
Martín Pérez, vendedor de tamales que solía instalarse por las mañanas en las inmediaciones de la Secundaria Técnica 34, en la capital, tuvo que modificar su ruta desde el inicio del paro el 15 de mayo para poder conseguir clientela.
Al no haber clases durante semanas, sus ingresos disminuyeron drásticamente. Sin precisar porcentajes, Martín relató que en los primeros días “hubo ocasiones que nada más llevaba 60 pesos para el sustento de mi familia”.
Pese a que decidió colocar su punto de venta cerca de la Central Camionera, señaló que “no se vende igual, ya que hay mucha competencia”.
Mientras que don Roberto, quien oferta frituras afuera de la Secundaria José Árbol y Bonilla, en Guadalupe, recorrió las calles a bordo de su triciclo en busca de clientes para sacar el sustento diario. “Las buenas ventas son cuando salen los chiquillos de la escuela”, explicó.
A PUNTO DE CERRAR
Carmen, encargada de una papelería en la colonia Lomas de la Pimienta, expresó: “No sé si en todas las papelerías la están pasando así, pero yo voy de mal en peor, el verano se adelantó”.
Relató que el negocio abrió durante el arranque del actual ciclo escolar y aunque al inicio las ventas iban lentas, eran constantes, pero “en este último mes todo se vino abajo”.
Señaló que ya no abría la papelería diario, pues “con los niños sin clases no hubo ventas de artículos escolares”. Con lo único que ha sobrellevado el local es con los regalos y las golosinas. Sin embargo, reconoció que no es suficiente para el sustento ni del negocio ni de su hogar.
Es así que los gastos de renta, luz y la poca venta tienen a Carmen al borde de cerrar su emprendimiento.
Mientras que otros vendedores ambulantes optaron por recorrer el Centro Histórico o los lugares donde mantenían los plantones los maestros, quienes se convirtieron en sus nuevos clientes.
CAMIONES SIN PASAJEROS
Debido a la falta de clases, el transporte público reportó una disminución de pasajeros de hasta 40 por ciento, lo que complicó la economía del sector, pues no se obtenía recurso ni para la compra del combustible, que oscila entre 26 y 27 pesos el litro.
“Cuando no hay clases ni en las escuelas ni en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) los camiones circulan prácticamente solos, pues [los estudiantes] son nuestros clientes número uno, por ello nos están afectaron en gran medida”, explicó Sergio Velázquez, presidente de la asociación de Concesionarios del Transporte Urbano y Suburbano de Zacatecas.
Argumentó que una de las alternativas que pretendían aplicar es la de roles, “porque no las podemos traer [las unidades] con frecuencias muy cortas, ya que no vamos a sacar ni para el diésel”.
En tanto, Doroteo Mojarro Soto, concesionario de la ruta 17, recriminó: “Ya nos cansamos de este tipo de actitudes, porque los pagos no esperan”.
Precisó que por la baja afluencia de pasajeros pensaron en disminuir los autobuses en circulación, “pero no lo hemos querido hacer, porque pensamos en la gente que tiene la necesidad de trasladarse a su trabajo”. La situación, lamentó, ya era insostenible.
INCERTIDUMBRE EN FRESNILLO
El paro magisterial también provocó bajas ventas tanto en papelerías y tiendas de abarrotes cercanas a las instituciones educativas de El Mineral.
Otro de los temores es que no haya graduaciones, “lo que también significa una pérdida para los negocios”, advirtió Arturo Azúa Sánchez, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco Servytur) en Fresnillo.
Expuso que “las graduaciones dejan una derrama económica en el municipio, desde el sector textil y el calzado”.
Precisó que también se vieron afectadas papelerías, tiendas de cómputo, venta de consumibles, reparación de equipos y hasta restaurantes cercanos a zonas escolares, los que reportaron caídas en ventas de entre 30 y 40 por ciento durante el periodo de inactividad académica.
SE ENDEUDAN
Humberto, propietario de un establecimiento dedicado a la venta de insumos tecnológicos y de papelería, compartió que “este paro nos ha pegado durísimo. Las ventas bajaron entre 30 y 40 por ciento.
“En nuestro caso, nos afectó en todo: venta de toners, tintas, hojas, mochilas, libretas y hasta servicios de reparación de computadoras. La gente ya no viene porque no hay clases ni tareas”.
Además del paro, pronto se enfrentarán a una temporada baja por el fin de cursos, cuando la actividad comercial en general disminuye.
“Se nos juntó todo. Terminó el paro y en unas semanas más empiezan las vacaciones de verano. No esperamos ver una recuperación real hasta agosto o septiembre, cuando se reactiven los pedidos escolares y la compra de equipo de cómputo”, adelantó.
Para poder mantener a flote su negocio, Humberto tuvo que endeudarse. En semanas recientes solicitó un crédito de aproximadamente 200 mil pesos para cubrir gastos operativos como sueldos, renta del local y obligaciones fiscales.
“No ha sido fácil. Hemos tenido que hablar con los bancos, con proveedores, para que nos den tiempo o financiamiento. Tal vez en julio tengamos que pedir otro préstamo si esto no mejora”, enfatizó.
A pesar de lo difícil de la situación, el comerciante ha optado por no despedir a ninguno de sus trabajadores al reconocer que son personas capacitadas y perderlas significaría un golpe aún mayor para su negocio a largo plazo.
“Lo último que queremos es recortar personal. Prefiero endeudarme antes que despedir gente, porque no es fácil encontrar trabajadores capacitados que ya conozcan cómo se maneja todo”, añadió.
Destacó que él y otros comerciantes coincidieron en que la actividad escolar es un motor económico importante para Fresnillo.
“Desde pequeños negocios familiares hasta medianas empresas prestadoras de servicios a escuelas tuvieron afectaciones, pues la paralización de clases se tradujo en menos clientes, menor consumo y mayores complicaciones para cumplir con compromisos financieros”.
Al respecto, relató que una clienta, dueña de una papelería, ubicada en el centro de la ciudad, le comentó que sus compradores habituales, como maestros y padres de familia, dejaron de acudir a su negocio.
SIN SEÑALES DE MEJORA
Al paro magisterial se suman otros factores externos que han contribuido al deterioro económico, como la inflación, la incertidumbre política, los recientes cambios en materia fiscal y los ajustes en aranceles para importaciones, que han encarecido los productos tecnológicos.
“Nuestros proveedores nos llaman preocupados porque también les va mal. La economía está frenada, hay recesión, y no vemos señales claras de mejora”, añadió Humberto.
Reconoció que él y otros comerciantes esperan que con el reinicio de clases se recupere parcialmente el flujo de clientes y las ventas empiecen a estabilizarse.
Sin embargo, reconocen que el daño ya está hecho y que será difícil compensar un mes completo de pérdidas, sobre todo en negocios pequeños que operan con márgenes estrechos.
“Este tipo de paros no solo afectan a los niños y a los padres sino también a nosotros, que vivimos de lo que ellos consumen. Ojalá que en adelante se resuelvan los conflictos sin tener que suspender clases tanto tiempo”, concluyó.