La sucesión 2027, los gobernadores y el escándalo como arma política
La sucesión gubernamental del 2027 entró, la semana pasada, en una lucha estridente y ruidosa, teniendo como telón de fondo el uso del escándalo como instrumento de control político de escenarios futuros, promovido básicamente por los titulares de las élites gobernantes en Zacatecas.
Las escaramuzas y acusaciones de ineficiencia, deshonestidad y corrupción sobre sus respectivos gobiernos las encabezaron, en una pugna sin precedentes, David Monreal y Miguel Alonso, los que dieron forma a un espectáculo histriónico, que hace historia en Zacatecas. Y eso: ¿será bueno para la democracia y el desarrollo?
Y es que las graves acusaciones recíprocas, lanzadas entre ambos personajes sobre sus respectivos gobiernos, no han tenido consecuencias jurídicas vinculantes, para sancionar los actos públicos que han generado profundos daños al desarrollo del Estado y al bienestar de los zacatecanos, según lo argumentado por ellos mismos.
De no trascender dichas denuncias hacia el plano de lo legal, entonces todo quedará en una orgía de cinismo puro, como le llamaría el filósofo griego Antístenes, el padre de “los cínicos”.
Hay que considerar, por otra parte, que David Monreal, gobernador actual de Zacatecas y el ex mandatario Miguel Alonso han estado formados en un mismo liderazgo y matriz política. De hecho, como vástagos proceden de una común placenta que les alimentó y dio origen.
La pregunta es porqué se determinó (en esta época) llevar al extremo del escándalo, dicha confrontación, sin que a la fecha haya habido repercusiones vinculatorias.
Esperemos que ese pleito no quede en mero escándalo distractor, como parte de un entramado con fines de control político de los escenarios rumbo a la sucesión del 2027.
El sociólogo norteamericano Thomas B. Thompson, profesor de la Universidad de Cambridge, en su libro “El Escándalo Político” (año 2000), explica que el escándalo propiciado intencionadamente en la vida pública, cumple dos funciones: (1) distraer a una sociedad de los asuntos fundamentales; y (2) construir mecanismos de control de escenarios.
Los escándalos (afirma Thompson) contribuyen “a explotar la indignación colectiva causada por acciones inmorales y/o ilegales de los gobernantes y eso ayuda a desviar la atención de los asuntos esenciales de un pueblo”.
Pero junto a la fabricación de los escándalos públicos, argumenta el mencionado sociólogo, aparece simultáneamente siempre, el comportamiento cínico e inmoral de los políticos, para ocultar la ineficiencia y deshonestidad en los actos de gobierno.
John B. Thompson define al escándalo político “como el acontecimiento mediático que expone públicamente acciones que trasgreden normas sociales y legales, generando una lucha por el poder simbólico, afectando la confianza y reputación de las figuras públicas”.
El estudio sobre la teoría de los escándalos políticos explica que estos pueden, igualmente, ser expresión de la decadencia de una sociedad y de los males que padece una auténtica democracia moderna.
Y en Zacatecas, la práctica de la política está impregnada de la patología del patrimonialismo exacerbado, así como del caudillismo, que afecta a todos los segmentos de la sociedad, para beneficiar a unos cuantos.
Según los estudios de John B. Thompson, los escándalos políticos, pueden ser básicamente de tres tipos: I). Sexuales; II). Financieros; y III). Los de abuso desmedido del poder.
Y la utilización del escándalo puede contar con la fuerza suficiente para desacreditar a un político, pero en muchos de los casos no sirve para abrir procesos vinculantes que ayuden a su enjuiciamiento.
El pleito entre estos dos representantes de las élites políticas zacatecanas, igual puede servir para lanzar el mensaje a la presidenta Sheinbaum, de que las únicas fuerzas que pueden disputar el control del poder público en Zacatecas, de cara a la sucesión 2027, son las que ellos representan. Y eso es falso, porque existen muchas otras expresiones.
Por lo demás, el uso del escándalo político no será jamás el camino para fortalecer ética y moralmente el desarrollo de Zacatecas.
La ingenuidad
y los cínicos
A este litigio de acusaciones mutuas entre representantes de las élites gobernantes, no faltó quien se subiera ingenuamente sin tener vela en el entierro, agrandando el escándalo. Y es que hay que recordar: “calladitos se ven más bonitos”.
Hoy se requiere, más que nunca, de prudencia, inteligencia, sensibilidad y eficiencia de los gobernantes.