AGUASCALIENTES. La novena novillada de la temporada en la plaza de toros San Marcos fue de diferentes matices. Destacaron los novilleros Diego Garmendia y Tomás Alejandro, quienes han dado vuelta al ruedo; mientras tanto, en el cierra plaza, Carlos Luévano cayó herido llevándose una cornada en la parte interna del muslo derecho.
Tío Pepe, de 382 kilos, de La Alejandría, para Sebastián Soriano, que saludó de rodillas, buscando emocionar con la variedad en el capote. Fiel a su estilo, y bajo lo aprendido con su maestro Uriel Moreno El Zapata, Sebastián cubrió el Segundo Tercio, comprometido con los tres pares y buscando la solvencia y efectividad. Un inicio de faena con mando, teniendo enfrente a un ejemplar que en los primeros muletazos embistió descompuesto; aunque poco a poco cambió el lado de la moneda y regaló algunos pasajes por el derecho, si bien al salir siempre con la cabeza suelta deslucía los pasajes. Palmas. Pollito, de 363 kilos, del hierro de Castorena, para Hidalgo García, con pasajes aislados. Estocada defectuosa pero efectiva para retirarse en silencio.
San Juanero, de 386 kilos, de La Alejandría, tercero del festejo, correspondiendo a Fernando Vázquez, que emocionó al tendido cuando dejó un variado quite que gustó. Buen planteamiento en los primeros pasajes; se dobló, reflejando su técnica.
En los medios, desarrolló su faena, desplegó el buen toreo encontrando la potabilidad del novillo por el pitón derecho, reflejó ese toreo pausado, teniendo series de calidad. El novillo fue a menos muy pronto, buscando la huida. El intento por hacer bien las cosas se mantuvo en una misma tesitura, plantándose firme y con entera disposición en los pasajes finales.
Gracias Aguascalientes, de 359 kilos, para Diego Garmendia, que recibió a porta gayola al cuarto de La Alejandría, dejando el toreo de capa variado y con lucimiento. Al momento de ejecutar el quite se llevó una voltereta, lastimándose el hombro derecho, pasó a la enfermería, salió, con un evidente dolor físico, pero así, de rodillas, con verdad y valor, comenzó a darlo todo.
Una buena serie, con buen trazo, recorrido, ante lo franco que estaba embistiendo el novillo. Garmendia hizo lo correcto, lo que nació del alma, y por ello, consiguió mantener el interés en su trasteo. Pesado con la espada, perdiendo la posibilidad de un trofeo. Dio una vuelta al ruedo.
Faraón, de 360 kilos, para Tomás Alejandro, que tuvo, ante todo, mucha actitud, y eso le permitió una faena variada, aprovechando también la transmisión del novillo. Su faena tuvo variedad y toreó por ambos pitones, construyendo series que han ido acompañadas de ese toreo de valentía y entrega. Tras fallar con la espada, dio una vuelta al ruedo.
El cierra plaza, Conchito, de 360 kilos, para Carlos Luévano, que trazó con mando los primeros muletazos, pero el novillo fue complicado, estando pendiente de todo, muy por dentro, rebrincon, y así llegó el certero derrote, con una cornada en la cara interna del muslo derecho; fue trasladado de inmediato a la enfermería. Dio muerte al novillo Sebastián Soriano.