De la voluntad política a la verdadera acción gubernamental
La semana pasada, estimado lector, cerraba mi colaboración con un par de párrafos que reproduzco textualmente para dar entrada a la idea que pretendo dejar sobre la mesa para la discusión de los Asuntos Públicos:
“El Gobernador considera que la voluntad política es la base sobre la que se asentó y el factor que determinó en Coahuila el restablecimiento de la paz y la reducción de los niveles de violencia. Considera que hubo 12 acciones clave que explican el éxito de esta lucha”. Y esas acciones son 1) Tomar las decisiones necesarias; 2) Nunca autoengañarse; 3) Diseñar una estrategia multidimensional; 4) Construir respuestas con base científica; 5) Conocer otras experiencias; 6) Reflexionar continuamente.
7) Fortalecer a la policía; 8) Hacer un uso eficiente de los recursos financieros; 9) Mejorar la legislación; 10) Coordinar con otras autoridades; 11) Establecer relación con la sociedad civil; 12) Comunicar asertivamente.
Las acciones que señala como parte de la voluntad política no son cualquier cosa; es echar a andar una gran, enorme maquinaria de la administración pública, siempre vigilada por la persona titular de un poder ejecutivo estatal.
Y eso va de la mano con lo que se propone en campaña, lo que se promueve como mejora, porque para eso se buscan las responsabilidades, para mejorar. Yo solo espero que podamos tener más claridad en este rubro en particular, para que ello abone a que tomemos la mejor decisión sobre a quién darle nuestra confianza a través del voto”.
Las acciones clave a las que se hace alusión en el segundo párrafo de este texto, recordará Usted que son propuestas del ex gobernador Rubén Moreira en torno a la voluntad política para la disminución de la violencia en Coahuila. La verdad es que el listado de acciones, salvo la específica a la policía, son un cúmulo de referencias para el trabajo gubernamental en la actualidad.
En su momento, hicimos énfasis en la voluntad política de la que deben echar mano los titulares de los poderes ejecutivos estatales para encarar, entender y enfrentar un problema social tan difícil como la inseguridad; pero, así como hay que tener esa voluntad para ese tema específico, hay que tenerla con otros. Y luego, ya que es clara la voluntad, se necesita un trabajo de equipo resiliente, comprometido, coordinado, técnico y serio que ejecute a cabalidad las acciones propuestas en una política, pues del dicho al hecho, hay mucho trecho.
Y mire, le comparto un diálogo con un lector que, me parece, enfoca precisamente la importancia de entender la necesaria traducción de la voluntad en acciones específicas y certeras:
“Muy acertada tu columna. Gracias por la reflexión. Es interesante que la solución esté en la autoridad estatal. Pero dada la política federal actual, en este momento sería la única solución. Pues en mi experiencia, falta mucha capacitación al personal técnico (…). Ven grietas y baches, pero no saben diagnosticar la causa, así que le dan el mismo tratamiento a todo.
“Además, se abandonaron las importantísimas actividades que no lucen: deshierbar y desazolvar obras de drenaje. Eso hace que el agua provoque daños enormes a las carreteras.
“Y esa falta de un diagnóstico correcto, hace a los tramos que sí atienden, les den el mismo tratamiento. De modo que los trabajos nuevos duran solo unos meses. Duran entre una décima y una quinta de lo que deberían. Nuestro actual [gobierno, administración estatal en “x” lugar del país] hace un esfuerzo sincero por mejorar las carreteras, pero según me entero, solo aplican carpetas de cinco cm., sin trabajos previos.
“Es como quitarles la vesícula a todos y cada uno de los pacientes que lleguen al hospital. Sea gripe o sea un tumor. La gente que lo rodea (a la persona titular del gobierno) realmente quiere ayudarle. (…), solamente es falta de capacitación respecto a la normativa y a las diferentes técnicas de conservación.
“Me parece que es un error muy común pensar que poniendo una capa muy gruesa de concreto asfáltico resuelves todos los problemas. Incluso deben pensar que es un tratamiento muy caro. Pero vale la pena con tal de resolver el problema. Cualquier persona pensaría que entre más gruesa sea la nueva capa de pavimento, más va a durar.
“La cuestión es que no importa qué tan gruesa sea la capa, si no has resuelto primero los problemas de agua, del terreno natural inestable, de mala compactación de las capas inferiores o de mala calidad de esas mismas capas. Si todo el material que está debajo de la superficie está en mal estado, ni siquiera una capa de 30 cm de concreto hidráulico te va a durar un año”.
La voluntad se traduce en acciones; las acciones son responsabilidad de mandos con conocimiento, capacitación constante, compromiso. Pero un equipo que puede tener muchas ganas de trabajar, pero no aprende, no investiga, no analiza, no revisa, no establece procesos, controles, metas y responsabilidades, tiende al fracaso.
No basta con querer ayudar o tener la voluntad, se trata de tomar las mejores decisiones y ser certeros, honestos, transparentes. La maquinaria de la administración pública es la que traduce la voluntad en acciones y trabaja por sí misma (inercia), pero los liderazgos con capacidad y entendimiento de los procesos de ejecución de las acciones dentro de las políticas públicas saben que se tiene que instrumentar la mejora constante para intentar cambiar para bien.
Porque como dice la frase que le atribuyen a Albert Einstein: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”. Y a veces eso lo hacen muchos gobernantes.
*Doctor en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Administración Pública, UNAM.
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