México.- La alerta sísmica puede ser muy útil para desalojar cierto tipo de inmuebles y registrar temblores específicos, pero “no es una panacea” para evitar daños y pérdidas humanas, por lo que es necesaria una cultura sísmica, afirmó el geofísico Gerardo Suárez Reynoso.
El especialista, adscrito al Instituto de Geofísica de la UNAM, añadió que a esto se agrega que la alerta con la que cuenta el país sólo tiene 230 usuarios, entre ellos instituciones de gobierno, federales y locales, algunos medios de comunicación y escuelas.
Ante ello, señaló el experto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quedan fuera de aviso, en caso de un terremoto, la mayoría de las escuelas, hospitales, museos, centros comerciales, oficinas públicas y privadas.
No obstante, Suárez Reynoso destacó que el Gobierno del Distrito Federal ha patrocinado un proyecto de modernización que contempla la ampliación de la alerta en la costa del Pacífico y la instalación de sistemas de alarma en la mayor parte de las escuelas de la ciudad.
Detalló que los Sistemas de Alertamiento Temprano (SAT) cuentan con un adecuado desarrollo tecnológico en electrónica, comunicaciones y cómputo para captar datos de la ocurrencia de un movimiento, aunque “la parte débil son los programas de acción y los protocolos de respuesta”, apuntó.
Al respecto, indicó que los SAT en la capital del país ha enfrentado dos retos: el primero, técnico, para seleccionar instrumentación, sistemas de telecomunicación, de análisis de información y emisión de alertas y alarmas en caso de eventos naturales
Y el segundo, social, para definir objetivos, usuarios y protocolos de acción para la población en caso de una emergencia, por lo que “de nada sirve la tecnología si no sabemos cómo reaccionar”, declaró el miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) en el área de Geociencias.
Por ello, para el geofísico hablar de una cultura sísmica en la sociedad mexicana no sólo es contar con una alerta sísmica que sea extensiva al mayor número de usuarios posibles, sino considerar también varios aspectos que conlleven a mitigar los posibles daños.
“Debemos tomar las medidas que nos indica el sentido común: construir casas y edificios de acuerdo a las normas, establecer programas de protección civil y educar a la población. Tenemos que entender que los sismos no pueden evitarse ni pronosticarse”, subrayó.
De acuerdo con Suárez Reynoso una cultura sísmica consiste en aceptar que “muchas ciudades mexicanas están altamente expuestas a un peligro sísmico, y en la mayoría esto no ha sido siquiera reconocido”.