Zacatecas.– Durante la tarde de este viernes, turistas nacionales y zacatecanos se enfrentaron a un viacrucis vial al -ingenuamente- intentar llegar hasta el centro de la capital conduciendo a través de alguna de sus tres entradas principales, ya que todas estaban bloqueadas por agentes y patrullas de Tránsito del Estado.
Los cláxones no dejaban de sonar en las calles aledañas al Centro Histórico, principalmente presionados por visitantes de otros estados que no encontraban salidas ni entradas pues, pese a que algunos caminos tienen pendientes muy pronunciadas, en la mayoría se generaban embotellamientos que detenían la circulación por periodos muy prolongados.
Agentes de Tránsito explicaron que esta situación era la consecuencia de un operativo que tenía como fin limpiar el centro de vehículos, para preparar así el escenario en el que se llevará a cabo la Procesión del Silencio, festividad que en esta ocasión cumplirá 462 años ininterrumpidos de ser celebrada en la capital.
Las calles 1ª de los Bolos y aquellas que conectan con el Teleférico fueron las que presentaron situaciones más dramáticas, pues -a decir de algunos automovilistas-los agentes no explicaban por dónde ir o a qué lugar acudir para dejar los vehículos y poder continuar caminando, mucho menos les decían las razones por las que semejante caos vial había sido generado.
Incluso, algunos conductores se veían obligados a bajar de sus autos para exigir alguna solución a cualquier agente de Tránsito, bloqueando así el acceso a diversas calles e incrementando con ello el laberinto vehicular.
Ante las quejas de los conductores, los agentes respondían con frases cortas, tales como “siga la circulación”, oración que en ningún modo ayudaba a los automovilistas que en reiteradas ocasiones se perdían, pues, al seguir la circulación, se llegaba a cruceros como el ubicado entre Las Merceditas y calle del Grillo, donde la confusión seguía generando más y más embotellamientos.
Diversos testimonios constataron que desde la inmediación La Fuente de los Conquistadores fueron desviados sin rumbo, del mismo modo, quienes venían desde La Alameda tuvieron que hacer recorridos que muy lejos de acercarlos a su destino, los distanciaban.
En tanto que por el acceso de la avenida Ramón López Velarde la problemática fue similar, aunque con menos complicaciones, pues los automovilistas tenían la posibilidad de poder regresar al bulevar automáticamente.
Igual desorganización se vivió en la calle Guerrero, ya que, quienes optaron por esta vía tardaban hasta una hora o más en encontrar estacionamiento y, como este cierre no fue notificado, se incrementó el enojo de quienes deseaban llegar al centro para participar de las festividades.