Zacatecas.- Las calles hablan, los muros gritan, donde unos ven vandalismo, Coquina ve un lienzo para exigir no más feminicidios, no más desaparecidos.
Ella se considera un artista que, por medio de esténciles, protesta en las calles del Centro Histórico de Zacatecas y otras ciudades.
En una de sus obras, ubicada en avenida Ramón López Velarde, se puede leer: “No descansaré hasta encontrarte”, junto a un pájaro con un corazón rojo, en homenaje a las personas que buscan a sus seres queridos.
Cinthia, San Juana, Litzi Saraí y otras víctimas de feminicidio en Zacatecas también forman parte de su obra como un grito para decir: ¡no más!, ¡ni una menos!
Ya sea en el polideportivo de la colonia Alma Obrera, o en el Centro Histórico, ella aprovecha para sacar su aerosol y dejar su firma, un grafiti o un esténcil.
“La mayoría de mis trabajos en street art tienen mensajes específicos. Lo que he trabajado más es el feminicidio y las desapariciones de cualquier tipo”, dijo en entrevista para NTR Medios de Comunicación.
Dado que esta actividad es ilegal, como la mayoría de los artistas urbanos que intervienen espacios sin permiso, resguarda su identidad detrás de un paliacate y de su seudónimo.
Coquina inició en el arte urbano cuando un accidente le impidió practicar deporte, pero la llevó a descubrir las plantillas y el aerosol.
“Nunca estuve en un taller de dibujo. Después del accidente dejé de hacer deporte. Tenía mucha energía acumulada que salió haciendo esténcil”, explicó.
De manera autodidacta inició desde cero, por lo que realizó una plantilla de una bicicleta y empezó a pintar con esténcil en los lugares a los que iba pedaleando.
“Primero eran de una sola capa, pero las ganas de querer invadir más espacios en la ciudad, además de superarme en técnicas, me llevaron a realizar obras en varios colores”, precisó.
Para ella, más allá de ser un acto vandálico, colocar un esténcil, usar aerosol y dejar una marca es una intervención artística que puede tener más impacto en los lugares de mayor afluencia.
“En el centro hay muchas personas de aquí y de otras partes, de todos los sectores de la sociedad, por eso, para mí se ha vuelto importante”, expresó.
No obstante, sus “ataques artísticos” siempre se planean, pues aclaró que nunca invade cantera ni las superficies originales de los edificios, a diferencia de lo que ocurrió este viernes, en el Día Internacional de la Mujer, cuando aparecieron pintas en la Catedral Basílica de Zacatecas y otros monumentos históricos.
“Siempre son capas de pintura tras otra capa, no estoy dañando el patrimonio cultural. Puede ser vandalismo, pero no lo veo así; para mí es una intervención y quiero que más gente lo vea”, afirmó.
Cada lugar se analiza con detalle: que sea vistoso, quiénes pasan por ahí, puntos ciegos de las cámaras de vigilancia, con el objetivo de lograr una estética que resalte el trabajo plasmado.
Como todo lo relacionado con aerosol en paredes, sus obras son momentáneas, pronto son borradas con más pintura, las pegatinas removidas, pero a Coquina le queda el impacto de que, quizás, cientos de personas alcanzaron a ver su trabajo.
Además, es consciente de que infringe la propiedad privada, por lo que en dos ocasiones terminó en los separos, pero siempre salió sin abusos ni peleas, ya que aseguró que es un costo que está dispuesta a pagar.
El arte urbano la llevó en tres años a otras ciudades, así que deja sus obras como una marca en su camino; después alguien las ve, las asocia con ella, y ése es el triunfo, aseguró.