Sigifredo Noriega Barceló, obispo de la diócesis de Zacatecas, confirmó que este año se celebrará la Semana Santa de manera presencial, con todos los protocolos sanitarios establecidos y con algunos cambios.
Explicó que se mantendrán atentos a la semaforización de la pandemia de COVID-19, “pero hasta el momento ésta es la determinación que tomamos y vamos a respetar las tradiciones de cada uno de los municipios, barrios e iglesias”.
El obispo zacatecano agregó que, tras la apertura de templos en la entidad con la entrada den semáforo epidemiológico verde, “acordamos celebrar la Semana Mayor con los viacrucis vivientes, el Domingo de Ramos y la procesión del silencio”.
Reiteró que en cada evento se tomarán todas las medidas sanitarias establecidas para evitar contagios de COVID-19 y se habrán de aplicar cambios en cada celebración, de acuerdo con los protocolos.
Dijo que en el caso del Domingo de Ramos no habrá de realizarse la procesión acostumbrada y sólo habrá de celebrarse la homilía correspondiente en la Catedral Basílica en la capital del estado
Con respecto al resto de la diócesis, mencionó que habrá de respetarse sus celebraciones, siempre y cuando existan las condiciones sanitarias para ello
Noriega Barceló también dijo que en cuanto a Jueves y Viernes Santo habrá una menor convocatoria “pero todo será presencial y con los filtros sanitarios que habremos de poner nosotros mismos”.
Anunció que la procesión del silencio será más corta y partirá de Santo Domingo para llegar hasta Catedral. “En días próximos daremos a conocer las calles que recorrerá, pero será mucho más pequeña”.
Detalló que en este caso será una conmemoración totalmente religiosa y no con fines turísticos, como la que organiza el gobierno del estado por medio del Instituto Zacatecano de Cultural (IZC) y el ayuntamiento capitalino.
“Se tardaron en determinar si habría Festival Cultural y eso nos llevó a tomar la determinación de realizar una procesión del silencio más pequeña”, insistió.
Con respecto a la importancia de esta celebración luego de dos años de pandemia, expuso que “la posibilidad de la convivencia trae la recuperación de la confianza, por esa necesidad de la experiencia e convivir cara a cara”.
“Va a ser algo muy positivo también para la práctica de la fe, por ser la celebración más importante para la iglesia. Es el misterio central, porque si Cristo no resucitó nada tiene sentido y ésta es la mejor manera de expresarlo”, concluyó.