“Vengo sola”, gritó una madre
CONVOCAMOS A TODAS LAS ASOCIACIONES DE BUENA VOLUNTAD, INCLUYENDO A LAS BANDAS Y CONJUNTOS MUSICALES A RENUNCIAR PUBLICAMENTE A PARTICIPAR EN LA FERIA DE LA PRIMAVERA 2023 DE JEREZ, ZACATECAS
Gracias a Diana, Edith, Alison, Kenya, Karla y Blanca, candidatas a Reina del Carnaval de Jerez, Zacatecas, 2023 por retirarse con toda dignidad de su certamen de feria y mostrar empatía con las familias jerezanas que han vivido días de terror. A ellas les reconocemos su sensibilidad y grandeza como jóvenes de gran corazón. Nuestro agradecimiento asimismo a los integrantes de la banda La Auténtica, lo cual hacemos extensivo al Club de Autos Clásico y Antiguos. Nuestro reconocimiento, asimismo, a los habitantes de la comunidad de Chaparrosa, Villa de Cos, Zacatecas, por mostrar que la vida comunitaria es capaz de decir basta a tanto atropello.
En seguida recojo un documento que redactamos y que está siendo firmado libremente.
Somos ciudadanos zacatecanos que, ante la indiferencia del Estado por garantizar la seguridad de la sociedad, nos vemos conminados a tomar la seguridad en nuestras manos, así sea, poco lo que podamos hacer.
Evidencias:
1) “VENGO SOLA”, gritó al borde del llanto una madre a Humberto Salazar, presidente municipal de Jerez, Zacatecas, atormentada por la desaparición de su hija Frida Sofía Murillo Raygoza. Luego inquirió: “CUÁNDO ME VA A AYUDAR, CUÁNDO…” Esa afirmación de primera hermenéutica conduce a una segunda hermenéutica al señalar que no existe el Estado, o, existe, pero nos ha abandonado. Equivale asimismo a reconocer que la seguridad pública que debe estar en manos del Estado se ha convertido en un problema privado que cada persona debe de resolver por su cuenta. Entonces la tesis conduce a afirmar que hemos sido desposeídos de derechos siendo directamente responsables tanto el Estado como los grupos de la delincuencia organizada. El derecho a la seguridad se nos ha negado y el Estado ha de reconocer que renunció a fungir como Estado.
2) Consecuencias: ahora somos las familias y los ciudadanos las que debemos asumir nuestra propia seguridad, incluyendo la búsqueda a los desaparecidos; por tanto, como el Estado no actúa, cada persona evitar perder miserablemente el tiempo; en lugar de eso, se usa la energía que se tiene para hacer lo que el Estado no hace.
Entonces: ante la ausencia del Estado para afrontar el problema de la inseguridad, el temor seguirá escalando socialmente a niveles nunca vistos, justo eso es lo que ya recopila el INEGI como percepción de la inseguridad.
Señores legisladores, ustedes tampoco han hecho su parte, ya es hora de que rindan cuentas a Zacatecas, por eso nos vemos obligados a tomar ésta y otras iniciativas.
Una vez que una persona cae en manos de la delincuencia organizada es desposeída de todo tipo de derechos, lo cual incluye el derecho a la vida misma. Entonces, cada secuestro, venga de donde venga, conduce a la pérdida de derechos y si el Estado en su afán de eludir su responsabilidad, lo minimiza, con ello no hace otra cosa que minimizar al Estado mismo.
Me he topado con este tipo de prácticas al investigar a los migrantes internacionales de México a Estados Unidos. Como mexicanos, mientras se encuentran o se desplazan por el territorio nacional se les reconocen sus derechos por el Estado mexicano y sus leyes; pero, una vez que cruzan la frontera, todo cambia a tal grado de ser tildados de delincuentes, violadores y narcotraficantes (Trump, 2015); esta retórica tiene por objeto la desposesión de derechos a fin de justificar todo tipo de atropellos. Pero, eso no termina ahí: esa misma retórica los señala como un peligro a la seguridad nacional, y es justamente eso lo que en el discurso se construye como una situación de emergencia en la frontera con México, que se enfrenta asimismo con políticas de emergencia.
¿Qué consecuencias se derivan de que siendo ciudadanos terminemos desposeídos de derechos? La desposesión de derechos conduce a la despersonificación; es decir, un ser humano deja de ser persona. Un esclavo no es considerado una persona, sino un cuerpo o un bien que es propiedad del esclavista, el cual puede vender o comprar según sea el caso. La descendencia de una familia de esclavos es asimismo propiedad del esclavista. En el caso nuestro, si la seguridad colectiva es un derecho social que ya es reconocida por el Estado y sus leyes, si de pronto dejamos de tenerlo, entonces se trata de un despojo de derechos. Ese despojo tiene consecuencias perversas porque al ser desposeídos de ese derecho, dejamos de ser reconocidos por el Estado como personas.
El fascismo creó el ESTADO DE EXCEPCIÓN y lo justificó teóricamente apoyándose en Schmitt (1921 y 1922), proscribiendo todo tipo de derechos a los judíos; y al hacerlo, éstos fueron transformados sólo en cuerpos vivientes; es decir, en puro cuerpo que Agamben (2005) denomina NUDA VIDA. Con esa doctrina los judíos fueron llevados a los campos de concentración y sometidos a torturas, hambre y muerte. En manos del fascismo no hubo Estado o ley que los protegiera. De este tipo de prácticas nació el campo de estudio de la biopolítica (Foucault, 2004). Me veo obligado a reconocer que, nuestra máxima institución sigue sumida en la indiferencia respecto de este tipo de acontecimientos. Las pocas referencias bibliográficas que aquí se mencionan siguen siendo, en la mayoría de nuestros programas, temas vedados que limitan nuestra intervención en la sociedad zacatecana. Por cierto, igual que afuera, aquí se arguye que todo es culpa del “capitalismo salvaje”, del “neoliberalismo” y de la “globalización”… Justamente hoy comenté con un colega que hace falta una fuerte sacudida que cuestione la validez absoluta de lo que aprendimos entre los 60 y 70; por lo menos necesitamos reconocer que en cinco décadas el mundo ha cambiado radicalmente y que se requiere actualizar los viejos saberes.