Mucho se ha hablado de la expresión “pensar fuera de la caja” y, un asunto, el futbol, puede ayudarnos a ilustrar el concepto.
¿Se imagina el futbol mexicano arrebatado de las garras de Televisa y sus aliados? ¿Se imagina a esta empresa echando pestes mientras otros actúan en función de lo más estratégico y benévolo para el deporte y, por ende, para el negocio, aunque fuera a mediano plazo?
¡Ya sucedió! Hace más de 30 años un grupo de mexicanos se plantó con cierta astucia frente al grupo predominante en el futbol y, al ir ganando posiciones estratégicas dentro de la Federación Mexicana, terminaron por asumir un control irrestricto y amplio del organismo. Ellos fueron Francisco Ibarra y Emilio Maurer.
Ibarra era directivo del Atlas y Maurer fue presidente del Club Puebla en una época en que los llamados Camoteros firmaron una de las etapas más exitosas deportivamente en el futbol: en 1990 al conquistar ambas: la liga y la copa.
Emilio Maurer adquirió al Puebla en 1988 y desde entonces se procuró un lugar en la toma estratégica de decisiones dentro del futbol mexicano, consiguiéndolo al convertirse en 1989 en presidente de Primera División.
Durante el lapso en que Maurer e Ibarra controlaron la Federación, Televisa tuvo que tragarse la hiel de ver desde sus butacas cómo sucedían las cosas. Emilio Azcárraga Milmo y aliados como Guillermo Cañedo nada pudieron hacer en ese lapso por mantener el control.
Mientras, el futbol mexicano tuvo saltos considerables de calidad, cuya estela se aprovechó para negocio de todos los involucrados: México a la postre participó en la Copa América (exclusiva para países sudamericanos) y sus clubes accedieron a la Copa Libertadores.
Eventualmente, en 1993 Maurer e Ibarra fueron removidos por el grupo Televisa de la Federación e incluso a este último se le fincaron responsabilidades penales, estando en la cárcel por un breve tiempo.
Lo curioso fue que tras recuperar el control de la selección mexicana, Televisa recibió un activo con muchísimo más valor que cuando ellos mismos dirigían sus destinos. Para Emilio Azcárraga Milmo y su grupo de socios, la gestión de Maurer fue por demás provechosa y le pagó con creces el sinsabor de haber dejado de dirigir.
Una selección participante en Copa América, con las expectativas que creó al llegar en 1993 a la final y perderla contra Argentina tuvo comercialmente un impulso brutal para el negocio televisivo, en ese año y para la participación de México en el mundial de Estados Unidos 1994.
¿Cómo entra eso en el concepto “fuera de la caja”? Desde el estrepitoso fracaso de México en el mundial de Qatar en diciembre pasado, mucho se ha dicho de cómo puede cambiar el futbol nacional para mejorar… incluso ha habido comentaristas que, con tono en extremo fuerte, le han pedido a Emilio Azcárraga Jean abandonar su injerencia en el futbol.
Aunque sabemos un poco del tema, estamos conscientes que eso no va a suceder. Sin embargo, ¿por qué no pensar “fuera de la caja”?
Azcárraga podría invitar a agentes externos (outsiders los llaman en inglés) para tomar las riendas del futbol, incluida la selección, y probar fórmulas que en el corto plazo le pueden quitar algo de control, pero a la larga devolverle a su activo el valor perdido.
¿Invitar a Emilio Maurer a implementar cambios en el Futbol? ¿Ofrecerle un control amplio, aunque acotado a cambio de recuperar al Puebla levantando el veto que se le impuso de por vida hace 30 años?
Podría dar sorprendentes resultados. Sencillamente porque lo hecho hasta ahora solo ha dejado decepciones: pensar fuera de la caja, imaginar lo impensable. Pensar soluciones más allá de la lógica a la mano. Para la afición una solución que ponga fin a frustraciones; para el empresario del futbol y de televisión, una solución a la peligrosa degradación de un valioso activo.