MADRID. El cerrojazo de la Feria de San Isidro se dio este domingo con la Corrida de la Prensa, festejo presidido por el rey Felipe VI, a quien Paco Ureña y Emilio de Justo, que se medían mano a mano, le brindaron sus faenas.
Por otro lado, la corrida de Victorino Martín fue de buena nota. Toros con casta, raza, sobresaliendo el quinto y un extraordinario sexto.
El guerrero de mil batallas, Paco Ureña, se volvió a vestir de héroe, desafiar el peligro del primero de Victorino, que siempre se quedaba corto; entretanto, Paco Ureña ha tenido el valor y la entereza, librándose de las cornadas, además tuvo una petición que no concedieron.
Con su segundo, desplegó el buen toreo con las series por derecho ante el toro de Victorino. Pinchazo y estocada para tener mayoritaria petición de oreja que se concedió. Ovación al toro en el arrastre. Cortó una oreja.
Con el tercero, se volvió a meter entre los pitones: valor y temeridad en escenas de entrega ante el latente peligro que representa el toro.
Emilio de Justo cuajó una faena importante a Gallego, que tuvo un virtuoso pitón derecho, con el que deletreó series muy templadas y con clase. Petición no concedida.
El sexto, toro con clase y raza, qué humillada, con embestida con calidad, al que Emilio de Justo le cuajó una faena por ambos pitones con temple y mando. Pinchó la faena mientras el toro de Victorino Martín fue ovacionado en el arrastre.
Series portentosas
Abrió plaza el matador de toros Paco Ureña con Playero de 529 kilos, un toro muy incierto de salida de Victorino Martín, al que bregó con mucho mando.
Vistoso estuvo Paco Ureña con el quite por chicuelinas que remató con revolera. El brindis sentido de Ureña a Felipe VI, quien presidió el festejo.
Por bajo y largo el comienzo de faena del torero murciano. El toro fue muy claro en sus intenciones. El peligro lo tenía en los dos pitones y lo prendió. Se ensañó el de Victorino con el torero, que puso la entereza y valor.
Como los héroes que libran las batallas, se puso delante del enemigo para torear por el izquierdo: los derrotes secos y Paco quitándose las cornadas. Incluso tirándose a matar el toro, el matador ha hecho por él sin piedad ni miramiento alguno.
Paco, heroico, se puso de pie con la evidente merma física que representó esta faena. Petición de oreja no concedida, recibiendo clamorosa ovación en el ruedo.
Esclavino, de 585 kilos, el tercero de la tarde, al que Paco Ureña saludó por verónicas cadenciosas. Un quite por chicuelinas muy ceñido ejecutó en un quite que ha sido ovacionado. El brindis al público de Madrid.
Comenzó a torear con la diestra y dejó series muy ligadas, templadas, logrando correr la mano muy asentado.
Por el izquierdo ofreció menos, pero Ureña no dejó de intentarlo y al final eslabonó dos series muy poderosas. Nuevamente por derecho, con mando y quietud, culminó con la entrega en una serie portentosa. Pinchazo y estocada para cortar una oreja.
El quinto, Gallego, un toro muy bien presentado, ovacionado de salida. Paco Ureña brindó su faena a Emilio de Justo.
Fue un toro muy incierto y deslucido; terminaba con la cabeza arriba, pero para el torero nada podía dejarse en el camino, prendido aparatosamente y sin mirarse la ropa se antepuso como nadie, en donde el miedo tiene miedo.
El toro tardó en doblar y sonaron los dos avisos. El toro y sus parones peligrosos, pero Ureña metiéndose en los pitones, como si nada importara, y ese es el mérito que lo engrandece.
Cerrojazo con broche de oro
El segundo, Gallego de 580 kilos, para Emilio de Justo, quien bregó con torería, poderoso, llevándolo hacia atrás.
Emilio de Justo también brindó a Felipe VI, para comenzar su faena dejando la primera serie con lucimiento y temple por el pitón derecho.
Muy pronto lo llevó por el izquierdo, donde el toro se quedaba corto, pero plantó la firmeza, aguantando mucho De Justo y sacando buenos muletazos.
Regresó con la muleta en la diestra, toreando a pies juntos en cámara lenta, con el despliegue de su clase. El toro fue desarrollando sentido, mostró más peligro en la última serie, pero sobre la marcha resolvió de buena manera.
Mató de gran estocada. Petición que no se concedió. Saludó en el tercio.
El cuarto, Boliviano de 577 kilos, para Emilio de Justo. El brindis con el sentimiento plagado a Álvaro de la Calle, aquel héroe en solitario que afrontó el compromiso la dramática tarde en la que Emilio caía herido.
Inmejorable comienzo de faena, ligando dos buenas series por el pitón derecho; sin embargo, el toro fue a menos, ofreciendo todo a cuenta gotas; por su parte, el torero buscó sacar el fondo, con paciencia, y al final logró con voluntad continuar su faena. Estocada defectuosa. Silencio.
El sexto, Director de 542 kilos, otro toro ovacionado de salida. Brindó al público de Madrid. Un toro con movilidad al que le cuajó una buena serie por pitón derecho: el toreo ligado, poderoso, ante las claras embestidas de un toro con clase de Victorino Martín. Excelso al deletrear los naturales artísticos y con empaque.
La faena creció gradualmente ante un público expectante que presenció un cerrojazo con broche de oro. Pesado con la espada se retiró entre palmas, mientras el toro fue fuertemente ovacionado en el arrastre.
Foto: Manolo Briones