ZACATECAS. Larga vida a quienes creen… Creer en el destino suena a una apuesta compleja. Pero tengo la certeza, que quienes creemos creamos. Todos los días se trabaja bajo un objetivo, los toreros, entiendo, sueñan con la grandeza, con la gloria infinita, con las faenas soñadas que se tejen con los hilos de ilusión.
En ese entendido, dos ejemplos caben a la perfección: Calita y Antonio Romero, que hoy encontraron la navegación que los llevó a buen puerto, que los puso en tierra firme, y solo así, sé, que para ellos han valido las tardes de lucha, donde supieron esperar a que todo llegara a su tiempo.
Calita demostró que nada en su vida profesional es hoy día obra de la casualidad, los últimos años se ha forjado bajo el sol incandescente de un deseo que poco a poco se alcanza.
Torear un día sí, y el otro también, llegar a las plazas que muchos rechazaban, picar piedra en los pueblos de España, donde nadie imaginaría, el peso que se alcanzaría. Madrid, en un año, clave ha sido ese respiro, la boconada del aire más puro que hoy los zacatecanos vivimos a plenitud.
Tres orejas y un triunfo a ley, de mérito, y del que seguro, alcanzará las notas más altas.
Para Antonio Romero, la justicia y el tiempo perfecto del tiempo presente. Que gran faena a un gran toro, Yerno de José Julián Llaguno, era un ejemplar que esperó en los últimos años el zacatecano, toreó muy acompasado, disfrutando su toreo, la interpretación de un concepto que nos sigue llenando de convicción.
Se conjugaron muchas cosas, la nobleza y la calidad de un toro que hoy vuelve a llenar de orgullo a una casa ganadera emblemática, como lo es José Julián Llaguno. Que las aguas tomen otra vez el cauce….
COSECHA PALMAS
Locutor, ha sido el abre plaza de la tarde, un serio ejemplar de la ganadería de José Julián Llaguno, que pesó 550 kilos.
Fermín Rivera comenzó su faena de muleta con trazos por alto, llevando al animal a los medios, el toro, como lo hizo anteriormente, acusó la poca fuerza, perdió las manos y el potosino buscó la suavidad, pero difícil resultó que el esfuerzo rindiera frutos.
Cuando tomó la muleta con la mano izquierda pudo robar los muletazos, de uno en uno, pero al bajar el engaño el toro acusaba esa debilidad. Nos queda claro que el toro también tuvo la voluntad, pero le costó una enormidad, su fondo de nobleza, la fijeza, responder a los toques, no bastaron, se necesitaba algo más.
Fermín no cesó en ese ánimo por agradar, pero el resultado ha sido poco. Fueron en las últimas notas donde esbozó naturales con hondura, como cuando se avecina el último aliento, así fue ese esfuerzo del toro. Pasaportó al primer viaje y cosechó fuertes palmas.
El cuarto, Comprometido de José Julián Llaguno, para Fermín Rivera, que de nueva cuenta firmó con madurez, con su toreo de corte clásico que gusta, y sin salirse de ese concepto, se pegó un arrimón.
Estuvo poderoso, entendiendo las pocas embestidas de un toro que se fue a menos con mucha prontitud. Palmas.
FAENA ASCENDENTE
El segundo, Wacho de 484 kilos, correspondió a Ernesto Javier Calita, quien se abrió de capa con elegancia; la fuerte pelea en el caballo, con la fuerza y bravura de esta casa ganadera.
El brindis a la ganadera María Llaguno, que ahora, aprende, con gran ímpetu la difícil labor de la crianza del toro de lidia. Tiene una gran escuela y seguro, en el futuro tomará con mando las riendas de esta emblemática ganadería.
Para Calita el comienzo fue muy importante en su faena, plantó las zapatillas con seguridad, y firmó los primeros trazos, con poder y verdad, muy pronto se complementaron, y el binomio se volvió perfecto. Qué potable fue el toro por el derecho y qué buen ritmo puso el torero, que con clase ligó, luciendo con la claridad del temple.
La bocanada de aire puro, y una propuesta interesante, con el buen proceder del torero que mantiene paso firme, y que gustó en Zacatecas. La faena fue en línea ascendente, corriendo también la mano por el izquierdo, donde tuvo menos colaboración. Al final, espadazo certero para cortar una oreja.
CALITA, PIEZA CLAVE
Bienvenido de José Julián Llaguno, quinto de la tarde, para Ernesto Javier Calita que brindó a la afición taurina. Se dobló con mando para iniciar un trasteo sin obligar al astado, y así, entonado con una primera serie, con la muleta llevada por la verdad, temple y mando de un torero que disfruta, que a placer hilvanó las series con esa profundidad y hondura.
Los años le han dado la razón y ahora la recompensa es clara, disfruta y bajo ese concepto la afición se vuelca sobre él. La manera de llevar a un toro con ese motor, con esos bríos, ha sido la clave.
La plenitud se alcanza cuando disfrutas lo que haces, cuando reflejas esa naturalidad, cuando todo parece tan fácil, y para Zacatecas, Calita se convierte en una pieza clave que seguro marcará los años posteriores.
ZACATECANO FIRME
Comisario de 500 kilos, tercero de la tarde, para Antonio Romero, que por bajo comenzó su faena de muleta. Un toro muy exigente, siempre con esa brusquedad, con ese genio por delante, con la cabeza arriba, pero ahí estuvo el zacatecano, firme, dispuesto, puesto, tuvo momentos importantes con valía y verdad con un ejemplar que no se entregó. Se retiró entre palmas, tras un pinchazo y estocada.
Con el sexto, Romero cortó dos orejas a Yerno, burel premiado con arrastre lento. Cuajó una gran faena que inició por verónicas y lo llevó a la jurisdicción del picador. Realizó tandas con intensidad por ambos pitones, que fue larga y tirando del toro que metió la cara abajo. La abrochó con estocada entera para obtener dos orejas. El ganadero José Miguel Llaguno dio vuelta al ruedo, junto con Antonio Romero.
FICHA
- Plaza Monumental de Zacatecas
- Casi media entrada en tarde nublada, con clima agradable.
- Toros de la ganadería José Julián Llaguno, bien presentados, primero y segundo con calidad, pero faltos de fuerza, tercero, complicado, cuarto, con poco gas, quinto con transmisión y recorrido; y sexto, muy bueno, premiado con arrastre lento al sexto.
- Fermín Rivera, palmas en su lote.
- Ernesto Javier Calita, oreja y dos orejas.
- Antonio Romero, palmas y dos orejas.
Incidencias: El ganadero José Miguel Llaguno dio una aclamada vuelta al ruedo, junto con Antonio Romero, al término del último toro de la corrida.