Trabajadores del volante y de la Secretaría de Obras Públicas (SOP) reconocieron que de manera cotidiana padecen estragos de la inseguridad en las carreteras, al ser testigos de tiroteos, observar grupos armados e incluso ser víctimas de robo.
Los responsables de vigilar, conservar y restaurar caminos y carreteras, quienes solicitaron el anonimato por temor a represalias, aseguraron que durante su jornada laboral sufren de robos a mano armada.
Explicaron que los compañeros que transportan material, como chapopote y herramientas, así como equipos, que van desde aplanadoras y taladros, son quienes sufren más asaltos en comparación con quienes trabajan en los módulos de pavimentación y encarpetamiento.
ES PARTE DEL TRABAJO
Los camineros relataron que frecuentemente son testigos de enfrentamientos armados y solo “nos queda correr a refugiarnos a la orilla del camino o al interior de la cabina para tratar de esquivar las balas”.
Puntualizaron que no hay una región donde ocurran más balaceras, robos o presencia de sujetos armados, ya que al recorrer todo el estado ven diversas actividades de los grupos criminales.
Coincidieron en que la mayor motivación para continuar al pie del camino es la familia, “pues hay que sacar para la papa y muchos solo sabemos hacer esto”.
“Confiamos en dios y la bendición de nuestros seres queridos, quienes nos dan la fuerza para echarle ganas y volver a casa, además de tener la satisfacción de conocer las rutas y hacer el trabajo con amor y jalar con la raza. Nunca se agüita uno”.
INOLVIDABLE
Ramón, conductor de un vehículo de carga, relató que sujetos fuertemente armados lo despojaron de su camión en Francisco R. Murguía.
Fue una experiencia que, dijo, no podrá olvidar. “Nunca esperé ser víctima de la delincuencia mientras realizaba mi trabajo; además, sentí que no la contaba, es algo que no me gusta platicar: llegaron los viejones, me lo quitaron y se lo llevaron”.
Explicó que lo asaltaron alrededor de las 23 horas. “Estaba a oscuras, sin celular ni cartera ni dinero, quedé varado en la carretera. Fue hasta que mis compañeros se percataron que no llegaba a la base y fueron a buscarme”.
Precisó que los ladrones se comunicaron con la SOP para pedir dinero por la unidad y así recuperarla, aunque no supo si pagaron el rescate.
Por lo anterior, Ramón afirma que sale a trabajar con miedo, al igual que sus compañeros, “Estamos como los polis, sabemos a qué hora salimos de nuestras casas, pero ignoramos si volveremos con vida, por ello para evitar problemas nos hacemos de la vista gorda cuando vemos convoyes o camionetas sospechosas”.
“Los compañeros somos una familia, porque incluso se convive más con ellos que con la esposa o hijos y, a pesar de cualquier situación, siempre está la disposición de ayudarse unos a los otros”, resaltó José Luis.