Una apuesta de Movimiento Ciudadano MC
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A finales del siglo pasado, tanto en discusiones académicas de ciencia política como en propuestas electorales en distintos países (particularmente en Europa), tuvo un auge interesante hablar de una alternativa política a lo ya existente: la tercera vía, cuya revisión partió de lo dispuesto por Anthony Giddens en su obra La tercera vía. La renovación de la socialdemocracia.
Para las elecciones de 2024, Movimiento Ciudadano (MC) buscará irrumpir con esa narrativa desde la posición socialdemócrata. Me explico.
Esa tercera vía de Giddens no significa propiamente un punto medio entre una especie de liberalismo o conservadurismo, es decir, no es una posición ideológica que se signifique como un lugar intermedio entre liberales y conservadores, o bien, para aterrizarlo en lo que vivimos diariamente, no es el punto que represente el centro entre chairos y fifís, entre izquierda y derecha, entre neoliberales y comunistas, o cuanta circunstancia se le venga a la mente que signifique opuestos radicales o división colérica extrema.
Por supuesto, salvo un análisis más a fondo y una discusión profunda de los opinatodólogos o de especialistas en el tema de la socialdemocracia, para fines de esta colaboración entiéndase por tercera vía no un punto intermedio o “centro” entre esas posiciones extremas, sino una especie de posición mixta que entiende a ambas partes y hace un uso responsable de elementos de una y otra expresión para una mejora social, en el contexto de un sistema democrático y de libre mercado. Nótense las cursivas en “responsable”.
Con eso en consideración, vayamos entonces a la narrativa de MC. Creo que el botón de muestra en relación con el electorado estará en ofertarse como algo que no es ni Morena ni su coalición, ni el Frente y los partidos que lo integran (básicamente el PRIAN). Esas expresiones políticas serán los extremos y, a partir de ahí, me parece que se construirá la narrativa donde MC con su candidato presidencial, se mostrará como el tercero en discordia, el caballo negro o la opción moderna y fresca, joven y exitosa.
La apuesta suena interesante, de no ser por varios factores: uno, la naturaleza de la clase política que tiene MC; dos, el timing político que vive el país y la fuerza del presidente López Obrador; tres, la controvertida pero fresca figura que hay en Samuel García y cuatro, la presencia que tiene a nivel local.
Al contrario de esto, tiene a favor dos elementos interesantísimos desde mi punto de vista: uno, el discurso que desacredita con facilidad al PRIAN y dos, la gran masa de jóvenes votantes a los que les puede llegar su mercadotecnia electoral.
MC no es un partido puro ni de puros. La mayoría de sus figuras militaron en otros partidos políticos y eso los vuelve si no vulnerables, sí señalables como pragmáticos políticos que, dicho sea de paso, solo sirve en la tinta de las columnas políticas pero su incidencia en la determinación electoral es poca, es decir, llega un punto en que al votante le importa la persona y no le interesa el origen del candidato ni su pasado político, ni sus posiciones anteriores o sus maromas en lo público. El votante mexicano no castiga el chapulinismo político ni la impureza discursiva.
En cuanto al timing, estamos en una etapa de radicalización política: si no te unes al Frente, estás a favor de Morena y de López Obrador; si no te unes a Morena, eres del bloque conservador y fifí. Como sea, ese timing de un país políticamente radicalizado hoy por hoy no ofrece un espacio considerable a una alternativa a las opciones políticas… a menos que el discurso se radicalice hacia la fuerza que encabeza las preferencias electorales, que en la gran mayoría del país es el oficialismo.
Eso incluiría, por supuesto, no solamente señalar directamente al presidente AMLO, sino ofrecer una alternativa clara: ¿se hablará de los “abrazos y no balazos”, con una posición de mayor determinación en el uso de la fuerza pública?
Samuel García tiene treinta y cinco años cumplidos y es una figura arrogante, muy sobrada y con mucho ego para muchos; pero también es una figura que ofrece juventud, frescura y capacidad de discusión, tiene empuje como producto político y apela a una masa de jóvenes que advierten un cambio generacional política y administrativamente hablando.
Su carta de presentación es una meteórica carrera política aderezada por la circunstancia del electorado neoleonés, algo que mencionaremos en otra entrega.
Por otro lado, la presencia local de MC dista mucho de ser la de un partido nacional que aglutine masas, mueva electores y peine calles. La presencia es más “aérea” que de bases y ello hace que su capacidad de movilización esté cuestionada, sobre todo pensando en la tradición partidista mexicana del acarreo en la jornada electoral.
Finalmente, pareciera que tiene también una serie de circunstancias que le pueden robustecer en el camino a la elección: hoy por hoy, a pesar de la simpatía que genera Xóchitl Gálvez como candidata opositora, el entuerto del Frente (el PRIANRD) sigue haciendo agua por liderazgos impresentables, cuestionadas decisiones de partido y falta de contundencia en acciones que adviertan una candidatura con solidez; amén de ello está también que los partidos se disputan el voto joven, ahora influenciado por redes sociales exponencialmente, lo que anticipa una lucha encarnizada en ese espacio por el voto contra el status quo político…
Hoy, por lo pronto, MC va solo. Hay plan, hay idea. Vamos a ver la contundencia. Pero no se pierda de vista que esta elección federal se está construyendo de abajo hacia arriba. Y cada elemento cuenta.