Desde 15 mil hasta cientos de miles de pesos han gastado vecinos de la colonia Díaz Ordaz debido a los daños en sus casas por los recientes movimientos de la tierra, que ellos atribuyen a la actividad minera en la capital.
En la calle Víctor Bravo Ahuja, de la segunda sección, hay alrededor de 50 viviendas afectadas. Una de ellas es la de Marta Elena Díaz, quien explicó que pese a hacer reparaciones, las vibraciones que hay de manera frecuente no le permiten terminar de restaurar su hogar.
Detalló que ha invertido aproximadamente 15 mil pesos, pero sigue teniendo problemas, por lo que consideró que ahora la afectación es incalculable, además de que ya no tiene los recursos para los arreglos.
Ante esta situación, afirmó que vive con miedo. “Recientemente las vibraciones se han intensificado, lo que causó daños de consideración en una de las habitaciones, por lo que tuve que cambiarme a otro cuarto a dormir ante el riesgo de que se me venga encima”.
PARECE NO TENER FINAL
Otro vecino de la calle Víctor Bravo Ahuja expuso que no tiene más de cinco años que realizó reparaciones en su vivienda y recientemente tuvo que hacer otras, a pesar de que en las primeras le dieron una garantía de 12 años.
Los temblores dañaron la estructura de la loza y tuvo que volver a efectuar otros trabajos. Por ello, resaltó que él mismo los hará para “ahorrarse unos pesos”, ya que ha sido muy costoso mantener su hogar en buenas condiciones ante los temblores que se registran constantemente.
En tanto, Jaime Iván Veyna aseguró que ha gastado poco más de 180 mil pesos en mantener su vivienda en pie, pues en un lapso de tres años tuvo que reforzarla.
“Además, tuve que tumbar la loza del segundo piso debido a las fracturas en la estructura de mi casa a causa de los temblores, aunque las reparaciones no acaban, pues los movimientos de la tierra son más constantes”, puntualizó.
MIEDO EN LA ESCUELA
El problema no es exclusivo de las viviendas, pues la presidenta de la sociedad de padres de familia de la primaria Ramón López Velarde, Mayra Carrillo, advirtió que existe el temor de las madres por llevar sus hijos al plantel.
Destacó que el fuerte sismo del miércoles causó daños en vidrios de la institución y esta no ha sido la primera vez, por lo que urgió el apoyo de las autoridades.
Los padres de familia buscarán que se implementen simulacros ante el riesgo latente para los menores; el último de estos ejercicios que se realizaron en la escuela fue hace un año, por lo que “es necesario retomarlos”.
Juan Juárez Rodríguez, un estudiante de la primaria, recordó que él se encontraba en su salón de clases cuando el fuerte estruendo del temblor más reciente cimbró pisos, paredes y ventanas, incluso hasta su botella de agua se tiró con la vibración. El alumno destacó que hubo un poco de miedo en el aula, porque algunos vidrios se rompieron.