Dolientes de una funeraria de un pueblo zacatecano escuchan ruidos extraños que parecían sacados del mundo sobrenatural.
Cuando los acompañantes de los dolientes se retiraron, en la funeraria quedaron en vela los familiares cercanos al difunto y cada persona experimentó sensaciones distintas. La principal es que fue imposible dormir por el sonido constante de gente que caminaba de un lado a otro sin parar.
Por la mañana, los presentes coincidieron en la noche intranquila que vivieron por tanta caminadera de personas en la sala de velación.
Los dolientes se dijeron sorprendidos, pues durante la madrugada solo permanecieron seis personas en el lugar y todos aseguraron que en ningún momento pasaron al baño, incluso algunos dijeron que trataron de dormir a ratos, pero el ruido de los pasos no se los permitió.
Alguien dijo que además de los pasos, en un momento alguien cruzó todas las salas de la funeraria de manera escandalosa; como que corría a toda prisa de tal forma que en la carrera cayó de golpe al piso de manera estrepitosa. Pero no había nadie cerca.