“Estamos abandonados”, aseguraron habitantes de San Ramón. El último caso que los conmocionó fue el secuestro de Miguel Ángel, un joven autista originario de Estados Unidos; sin embargo, no ha sido la única víctima en la comunidad.
Pobladores de esta localidad de Guadalupe denunciaron que los rondines de las policías municipal y estatal solo son dos veces al día: hay un recorrido matutino, otro cerca de las 14 horas y después “no se dejan ver”.
Reconocieron que la vigilancia aumenta cuando sucede algún hecho violento, pero los elementos de seguridad permanecen unos días y luego se van. También acude personal del Ejército Mexicano cada tercer día, lo que los vecinos consideran insuficiente contra la delincuencia.
Las calles lucen abandonadas. Un letrero a la entrada del fraccionamiento Villas de la Coruña anunciaba que este era el de “mejor ubicación y el más bonito de la zona”, pero hoy se refleja la desatención. Ahí, las casetas de vigilancia públicas y privadas están vandalizadas.
Desolado
Operadores de la ruta 15 detallaron que el último camión sale a las 18:30 horas de la base, con la intención de que las unidades se queden en el centro de la comunidad debido a que su terminal se encuentra a la orilla y sin iluminación.
Los conductores ya han sufrido asaltos. “Los rateros apedreaban las unidades entrando a San Ramón o en villas para después quitarnos todo el efectivo y las pertenencias que traemos”, relataron.
Tampoco se cuenta con el servicio de taxis, pues “los conductores no quieren realizar viajes a la comunidad y si lo hacen, cobran tarifas excesivas”, reprochó Salvador, habitante del lugar.
Ni los conductores de plataformas quieren recogerlos o llevarlos “y si hay un valiente que entre, se la pasa reclamando por el viaje”.
Don Pedro, otro vecino, describió la tristeza que siente por la intranquilidad que se respira en las calles de San Ramón, ya que “nunca se habían visto tan desoladas”.
Pobladores de la comunidad coinciden en que no se puede confiar en nadie, pues a los vehículos que ven le sacan la vuelta y advierten que se debe evitar salir a altas horas de la noche.
Doña Auxilio expuso que es común ver vehículos extraños en la calle frente a la iglesia; llegan por la noche, únicamente se estacionan, permanecen por algunos minutos y después se retiran con dirección a Guadalupe.
Sin atención
Además, doña Auxilio criticó la desatención de las autoridades: “San Ramón es lo peor de lo peor a causa de la indiferencia que muestra la presidencia a sus necesidades [y no solo de seguridad], sino de pavimentación de calles”.
Ejemplificó que la carretera que conecta con la comunidad “está muy mal” y abunda la hierba en la ciclovía. Ante estas condiciones, “muchos de los habitantes se van a la cabecera de Guadalupe en busca de mejorar su vida, es así que la localidad se va quedando sola”, lamentó María del Carmen.
Autoridades del Pueblo Mágico explicaron que estos problemas deben reportarlos a la Presidencia Municipal, además de llevar un oficio dirigido a la Secretaría de Obras Públicas de Guadalupe para dar la atención a las calles de San Ramón.
En cambio, los habitantes exigen atención y acercamiento de las autoridades, “que presuman que están aquí para nosotros”.