ZACATECAS. Nuevamente, un grupo de migrantes centroamericanos y sudamericanos, que fue bajado del tren, tuvo que continuar su travesía a pie desde Trancoso.
Durante toda la noche caminaron para lograr pernoctar en las instalaciones del Hospital General, debido a que en el crucero ubicado cerca de la Carretera Panamericana no se detuvo la bestia.
Pedro, migrante venezolano, viaja acompañado de su esposa, que tiene seis meses de embarazo. Relató que lo más difícil es lograr que ella mantenga la calma, aunque ambos comparten la fe de brindarle un mejor futuro a su bebé.
Expuso que lo más difícil del trayecto es encontrarse con agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), porque los tratan de extorsionar o cobrarles una cuota por permitirles continuar su camino.
Comentó que para ellos como latinoamericanos no ha sido tan complicada la comunicación, aunque integraron a su grupo a personas provenientes de Haití, a quienes la migra mexicana les cobra en dólares, y por no hablar español se aíslan.
Agregó que ha cruzado diversas fronteras, pero la más complicada es la mexicana, porque no pueden confiar ni en la policía, pues ellos los asaltan. Además, advierte que las experiencias más fuertes las vivió en Chiapas, donde los agentes del INM los envían por otras rutas.
Los migrantes recibieron apoyo del colectivo Máquina 30-30 Amor Sin Fronteras, quienes durante la estancia les proporcionaron alimentos, bebidas y ropa para ayudarles a mitigar el frío que domina el norte del país.