Fraudes por Internet
A medida que la innovación llena el mercado de productos y servicios que superan las expectativas de los gustos más exigentes, y ante la despersonalización del proceso de compra-venta que se materializa mediante transacciones comerciales en línea, surgen nuevos mecanismos fraudulentos que nos vuelven vulnerables.
Es difícil digerir la paradójica idea de que a mayor avance tecnológico pareciera corresponder un nivel más alto de vulnerabilidad nuestra en la red.
En los últimos meses varios de mis amigos y contactos han realizado publicaciones a través de sus redes sociales, mediante las cuales comunican que su celular ha sido hackeado, que sus datos están comprometidos y que por favor se haga caso omiso de cualquier solicitud de apoyo económico que puedan hacer en su nombre.
No en pocos casos, amistades cercanas –muy solidarias por cierto- han creído en esos mensajes falsos que recibieron y han depositado equis cantidad de dinero a cuentas de desconocidos con el afán de ayudar a quienes, aparentemente, se encuentran en situaciones difíciles y solicitan ayuda, capital que por supuesto, no se recupera.
Un tema común es que las víctimas no identifican en un primer momento cuál pudo ser la fuente de este robo de identidad, sin embargo, entre las causas que pueden estar asociadas al problema, se encuentran el abrir correos o enlaces con publicidad engañosa, realizar compras o pedidos en línea a través de páginas falsas, contestar mensajes de personas desconocidas.
Esto último ocurre a menudo en WhatsApp, ya que utilizan como gancho la oferta de productos con promociones increíbles, en otras ocasiones, prometen supuestos empleos a realizar desde casa solicitando todo tipo de información que, algunos usuarios que están en la búsqueda de una oportunidad laboral, proporcionan sin precaución alguna.
En otros casos, estos enlaces y promociones son compartidos por contactos o amistades cercanas, lo cual brinda cierto nivel de confianza a su receptor, sin saber que el abrirlos puede comprometer la integridad de toda la información que tiene alojada en su teléfono móvil.
Un caso que llamó mi atención fue el que ocurrió a una de mis amistades, quien fue víctima de una estafa al realizar tres pagos a un número de cuenta – cuyo destinatario no conoció- para la adquisición de una herramienta de trabajo que requería en su negocio. Efectuó los pagos y nunca recibió el producto.
Ante esta situación, estuvo buscando información acerca de un lugar en donde pudieran orientarle o apoyarle para intentar recuperar su dinero, así fue como a través de Facebook, ubicó una página supuestamente “gubernamental” que ofrecía asesoría jurídica a personas que, como ella, han sido víctimas de un fraude.
Refiere que esta página contiene una opción para que quienes deseen recibir esta “asesoría”, envíen una solicitud para ser contactados, ella lo hizo recibiendo respuesta mediante WhatsApp, después de tres o cuatro días para brindarle más detalles acerca de este “apoyo gubernamental” y solicitarle todos los detalles acerca de cómo ocurrió el fraude, así como los comprobantes de pago realizados, mismos que les fueron proporcionados.
Posteriormente le contactaron de la organización por la misma vía, para explicarle que “la cuenta a la cual se realizaron los depósitos, ya había sido ubicada por la Fiscalía, quien supuestamente la habría congelado a fin de regresarle el monto pagado por la compra fallida”, que le recuperarían un monto aproximado de 120 mil pesos, pero que era urgente realizara un depósito por la cantidad de 12 mil pesos presumiblemente para pagar al SAT y posteriormente le solicitarían su número de cuenta para transferirle el monto que le recuperarían, para esto le enviaron un formato que contiene una línea de pago con una clave asignada, otorgándole solamente un día para efectuar ese pago.
Realizando una investigación, se logró determinar que éste era un intento más de fraude y se orientó a la persona para que no realizara tal depósito.
Desde luego el daño patrimonial a la familia está consumado, afectando a su pequeño negocio que es fuente de sustento.
Ante ello, las recomendaciones nunca están de más, puesto que antes de proporcionar cualquier información, es preciso asegurarse de la veracidad de las páginas, realizar compras en sitios seguros verificando la autenticidad de los mismos, proteger la privacidad en las redes sociales y consultar con las autoridades cualquier duda que surja respecto de servicios gubernamentales que prometan resolver problemáticas de esta naturaleza. En México existen instituciones como Profeco, la Policía Cibernética, Condusef o la propia Fiscalía que pueden brindar asesoría en estas materias.