El nearshoring se acerca al sur
Equilibrio nacional. Algunos historiadores muy superficiales quieren convencer que la etapa porfirista fue de jauja. Un sospechoso crecimiento se da por entregar las vías férreas para construirlas y su operación a compañías inglesas y principalmente estadounidenses como la compañía Kansas City-México y Oriente (antecedente del Chihuahua-Pacífico), en el Coahuila-Pacífico, de Saltillo a Torreón.
Dando libertad a la inversión extranjera sin restricciones con Díaz el país pasa de 666 kilómetros (km) de vías férreas, a 19 mil 528 km, que representan el 80 por ciento de la longitud total existente en nuestros días. Con los gobiernos de derecha de 1994 a 2018 regresaron las concesiones de las vías férreas a manos extranjeras.
El ferrocarril fue de suma importancia en la economía, fundamental en esa época y su trazo expresó una nueva capacidad para absorber grandes volúmenes de capital, brindó nuevamente la posibilidad de movilizar la gran acumulación existente orientándola hacia nuevas regiones donde el capitalismo era naciente y, por tanto, México no podía competir con los nuevos países capitalistas.
Para los adoradores de los extranjeros y su preocupación por las inversiones en el país o espantar con el petate del muerto. La integración de México a la economía estadounidense ha estado ligada desde la formación de la nación del norte, por eso para Estados Unidos nuestros ferrocarriles fueron uno de los principales factores para su expansión económica.
Para el sur, la expansión de vías férreas llega hasta Yucatán, que como lo señala López Obrador, poco a poco fueron abandonadas para dar entrada a las carreteras y el transporte de carga automotriz.
Anecdóticamente, se menciona que uno de los productos con gran valor de comercialización que rebasaba los 10 millones de pesos era la de venta de pulque cuya zona de producción era Hidalgo. Otra el henequén del sureste.