Infancia y tecnología
Ella dijo: “Tía, si tú quieres encontrar a un youtuber o ver sus videos, solamente escribes su nombre en el buscador y te manda directo a su página, a lo mejor lo primero que vas a ver es su foto o te va a aparecer el video que a ti te interesa…”.
Ahí estaba yo sentada junto a una niña de cinco años, escuchando con suma atención las instrucciones que me dio para encontrar a cualquier youtuber de interés.
Es mi sobrina, estudia preescolar y a su corta edad ya es experta en realizar búsquedas en Internet, ve películas y tutoriales en las plataformas de streaming bajo control parental, utiliza Alexa, le gustan los videojuegos y desde luego, ve contenidos de algunos youtubers, aunque no tiene una cuenta en las redes sociales.
Sinceramente me resulta fascinante y sorprendente ver la facilidad con que se desenvuelve en un entorno en el que la tecnología marca la pauta, reconociendo en todo momento que no es el fin de la existencia misma, aunque sí un medio relevante.
Me queda claro que es lo natural en la época en que ella vino a este mundo, es lo que ha conocido desde que tuvo conciencia de su existencia. No deja de llamar mi atención además porque va aunado a su carácter inquieto y a un nivel de reflexión que no son propios de su edad, sino de personas adultas, ya que hemos tenido conversaciones de otros temas, algunos relacionados con la ciencia y ciertos avances tecnológicos que han motivado su interés, así como preguntas existenciales que ella se plantea desde ya.
Ella es digna representante de una infancia que ha aprendido a adaptarse muy rápidamente a la tecnología y no solo eso, sino que sus padres se han asegurado de que tenga acceso a ella en aras de su educación.