CIUDAD DE MÉXICO. Este domingo fue una tarde diferente y las cosas deben ser contadas como son.
Reconocer que esta novillada marcó el cierre de la Temporada de Reapertura en la Plaza México atrajo un buen número de aficionados, estando casi abarrotadas las barreras y el primer tendido, lo que sin duda, significó una respuesta significativa.
Un cartel atractivo fue el que se conformó con la tercia de Eduardo Neyra, Emiliano Osorio y Luis Garza, quienes estoquearon una novillada muy complicada de Villar del Águila.
El público fue muy condescendiente, no puso por debajo a los novilleros, pero las orejas tuvieron poco valor.
Triunfó, con dos de ellas, Emiliano Osornio, quien logró salir a hombros. Una vuelta al ruedo también, que no debió ser, para Eduardo Neyra, mientras que Luis Garza sobresalió con su primero, con el que saludó en el tercio.
Neyra, y una “vuelta al ruedo”
Abrió plaza el toro Perlito, de 446 kilos, de la ganadería de Villar del Águila, tocando en suerte al novillero Eduardo Neyra que estuvo breve con el capote.
El comienzo de faena doblándose con firmeza, costeando los embates del viento y buscando la complicidad por el derecho, pero poco obtuvo, ya que no fue fácil, brusco, siempre metiéndose, con ese peligro.
Firme se mantuvo a lo largo de su trasteo, al final por la cara y matando de estocada certera. Palmas tras su actuación.
Cokinero, de 428 kilos, el cuarto de la tarde y segundo del lote de Eduardo Neyra, que saludó a porta gayola al de Villar del Águila, toreando después con larga cambiada de rodillas y, de pie, luciendo con chicuelinas.
Brindó su faena a Pedro Haces, y de inmediato se fue a los medios, de rodillas, a citar al novillo y ligar una serie por derecho.
Tuvo mucha franqueza el novillo por el pitón derecho, pero la faena no tomó los vuelos, desdibujó su quehacer Neyra, diluyendo lo que pudo ser una faena importante.
Estocada defectuosa y petición mayoritaria de oreja no concedida, quedando en vuelta al ruedo.
Osornio y dos orejas con poco peso
Ranchero, de 417 kilos, segundo de la tarde, correspondiente a Emiliano Osornio, que tuvo elegancia y cadencia en el saludo capotero.
El aire fue un factor determinante que marcó la actuación de Osornio, que poco a poco fue buscando meter al novillo que no tuvo calidad, siempre con la cabeza arriba, y punteando el engaño.
Al final, terminaron por imponerse la determinación y claridad de ideas de Osornio que con la muleta en la diestra cuajó buenos muletazos.
La rúbrica fue una gran estocada, y tras la petición mayoritaria cortó una oreja.
Castañuelo, quinto bis de la tarde, al que Emiliano Osornio toreó a la verónica, con lucimiento.
No, no fue fácil el novillo, como el resto del encierro, tuvo mucho peligro, estuvo Osornio ahí pero sin ir a más, sin esos aspavientos, pero al final, el público estuvo de dulce.
Lo prendió sin mayores consecuencias y eso vendió al tendido. Una oreja que no era tal.
Luis Garza y el valor
El tercero, Polito de 444 kilos, para Luis Garza, que saludó con larga cambiada de rodillas para después dejar los buenos pasajes con el lance natural por excelencia.
Un vibrante quite por zapopinas levantó las emociones de la tarde, cayendo una sonora ovación. Brindó su faena al ganadero y empresario zacatecano Luis Garza, quien comenzó su faena con un estoico cambiado por la espalda que sin duda marcó lo que vendría después.
Una gran primera serie firmada por el pitón derecho, buscando atemperar las bruscas embestidas del novillo, una segunda serie también llevándolo templado para después tomar el engaño por el izquierdo pero por aquí no consiguió nada.
A manera de que fue avanzando el tiempo, la faena se tornó diferente, pues faltó el mando y por ello los muletazos ya no tuvieron el lucimiento.
Con la muleta flameando, instrumentó manoletinas, en ese afán de agotar todos los recursos finales.
Errático con el acero, escuchó un aviso y saludó en el tercio. Con su segundo, estuvo esforzado, muy voluntarioso, retirándose entre palmas.