AGUASCALIENTES. Una tarde de expectación que no alcanzó a levantar el vuelo. Este viernes en la Monumental Aguascalientes la tercia se fue de vacío y los trofeos no llegaron, a pesar de los esfuerzos realizados.
Una corrida con poco fondo en la que destacó el abre plaza, al que Sebastián Castella pudo haberle cortado una oreja de no haber fallado con la espada.
Leo Valadez, con el alma descubierta, y Diego San Román, con el valor temerario, se quedaron con ese deseo inminente de triunfar. Este viernes no pudo ser
CASTELLA VS CAMINANTE
Caminante, de 500 kilos, el abre plaza, que correspondió a Sebastián Castella, que tuvo un breve saludo con el capote.
Se dobló con mucho mando en un prometedor comienzo de faena, por lo que el francés gustó. Con el engaño en la mano derecha, ligó la primera serie, costeando con el fuerte viento que se sintió en la capital hidrocálida.
El astado tuvo calidad, pero fue tardo y rebuscaba. Castella consiguió hacer el buen toreo en las series posteriores por pitón derecho.
Continuó por el derecho, también con la cadencia y ritmo por el izquierdo: firme al natural ante el de San Miguel de Mimiahupam.
Los pasajes finales, con mucha despaciosidad, así como las dosantinas firmadas en cámara lenta. La espada le privó de la posibilidad de cortar una oreja. Saludó en el tercio.
SILENCIO PARA LEO
Cielo Azul, de 520 kilos, segundo de la tarde al que Leo Valadez saludó con larga cambiada de rodillas, imprimiendo además la variedad con un quite.
El ejemplar fue protestado desde salida, y ello no terminó en la faena de muleta. El hidrocálido solicitó la paciencia del público, pero el animal no tuvo la fuerza, por lo que tuvo que llevarlo a media altura; sin embargo, el toro continuó doblando las manos. Valadez abrevió y se retiró en silencio.
SAN ROMÁN, DISPUESTO A TODO
Campirano, de 494 kilos, tercero de la tarde, con el que resaltó por chicuelinas en el saludo capotero el queretano Diego San Román.
Una faena que comenzó con la emotividad del astado y que duró muy poco, pues se desfondó y evidenció la poca fuerza.
No cesó en el esfuerzo ni en disposición San Román, que puso todo, estando ahí, encima, robando los muletazos. Palmas tras su voluntariosa actuación.
SOLO PALMAS
El cuarto de la tarde, Aventurero, de 508 kilos, con el que Sebastián Castella se fundió con elegancia en un quite por chicuelinas.
Brindó al público y de rodillas comenzó a torear, con esa entrega, y determinación, como si nada tuviera en las manos.
Un cambiado por la espalda, bajo la inmensa voluntad de triunfar. Así, en este tenor, continuó una faena en la que no solo tuvo que vencer al viento, sino también a un toro que tuvo la poca fuerza.
El francés entregó todo lo que tuvo, no se dejó nada y la faena se convirtió en una apuesta de poderío. Palmas.
Leo Valadez, desbordado y con esa claridad de ideas, en el saludo capotero a su segundo, Tintinero, de 532 kilos, resaltó con ese vibrante quite por caleserinas.
Cubrió el Segundo Tercio e invitó al banderillero Gustavo Campos, quien hoy se retirará de los ruedos. Leo Valadez llegó con esa misma determinación a su faena de muleta, sin dejarse nada, apostando y queriendo vencer, y así, la faena fue por ambos pitones, llegando al tendido con el alma desbordada y el corazón latente. Falló con la espada y se retiró entre palmas.
El sexto de la tarde, y segundo del lote de Diego San Román, llevó por nombre Soñador, de 540 kilos. El queretano apostó todo desde el saludo capotero, para llegar con esa determinación en su faena de muleta.
Una vuelta de campana previa mermó las condiciones del toro, que ofreció muy poco en una faena plagada de ese valor y la determinación. Pinchazo hondo para retirarse entre palmas.