De la reforma judicial a la ejecución de su espíritu
La semana pasada, estimado lector, abordé la reforma al Poder Judicial del Estado de Zacatecas que se concretó vía el Poder Legislativo a finales de 2024.
Le comenté tres asuntos a considerar para tratar de entender la reforma, y ciertos impactos y retos venideros en los inicios de un nuevo Poder Judicial: 1) Entender la dimensión de una reforma CONSTITUCIONAL y lo que viene en leyes secundarias; 2) La creación de un Tribunal de Disciplina Judicial; 3) La creación de un Órgano de Administración Judicial.
Para darle continuidad a esa temática, permítame compartirle otras ideas; mire usted: toda acción gubernamental, en términos de derecho administrativo, tiene un sustento normativo que le da vida y genera el marco de actuación del servidor público, estableciendo qué tiene que hacer.
Luego, las complicaciones se van enfilando al cómo hacerlo, es decir, pasamos de “qué se tiene que hacer” al “cómo se tiene que hacer”. Y todo ese proceso puede considerarse como una política pública.
Sobre este tema-las políticas públicas- hay muchas expresiones; pero un texto que ha sido de análisis obligado para quienes estudiamos los asuntos públicos es el libro Los ocho pasos para el análisis de políticas públicas de Eugene Bardach, porque aporta una serie de elementos a considerar en una política pública, desde su concepción hasta su evaluación.
El autor señala que “el análisis de políticas es más un arte que una ciencia. Se basa en la intuición tanto como en el método. Sin embargo, si se tiene que escoger entre un análisis muy estructurado o uno poco estructurado en relación con el proceso de resolución de problemas, la mayoría de los profesionales con poca experiencia optan, con cierta razón, por el análisis muy estructurado. Por ello, he desarrollado una técnica a la cual he llamado “el camino de los ocho pasos”.
La función principal de esta técnica es recordarles aspectos y opciones importantes que de otra manera podrían olvidarse; su principal defecto es que, tomada por sí sola corre el riesgo de ser un formulario mecanicista” y mire, déjeme le comparto un par de consideraciones basado en esto, porque siempre es de gran valía tratar de estructurar lo más posible una decisión de un asunto público.
Primero, los ocho pasos a los que hace alusión Bardach los enumera así: 1) Definición del problema; 2) Obtención de información; 3) Construcción de alternativas; 4) Selección de criterios; 5) Proyección de los resultados; 6) Confrontación de costos; 7) ¡Decida!; 8) Cuente su historia.
El primer paso, básico, es la definición de un problema porque a partir de ahí se dan una serie de reflexiones o consideraciones en torno a lo que se pretende realizar con la acción pública.
Y mire usted: “Hay que recordar que la idea de ‘un problema’ significa por lo general que la gente piensa que algo está mal en el mundo.
“Sin embargo, debe tenerse presente que ‘mal’ o ‘indeseable’ son términos muy discutibles. No todos pensarán que los hechos definidos como problema por el analista (u otras personas) en realidad lo son; cada persona presumiblemente utilizará criterios diferentes para evaluar los ‘hechos’”.
La norma se modificó porque, quizás en el fondo, se consideraba que había una serie de “problemas” que habían que atenderse; así pues, pasar de la modificación de la norma a la ejecución de la misma -o del espíritu del cambio, de aquello que motivó la modificación legislativa, a la concreción de acciones operativas para que el cambio sea una realidad y se resuelvan problemas- debe entenderse como un proceso que no debe dejarse a la ligera (por lo tanto, debe dársele la mayor seriedad posible).
Tiene que ir acompañado de una consideración constante de depuración de la norma y su adecuación a la realidad (aquí entran, por ejemplo, las leyes reglamentarias); también, entender y aceptar que una parte importante de lo que viene es “prueba-error”, pero haciendo uso de la experiencia y las mejores prácticas al respecto.
Segundo, un proceso inédito significa que es algo realmente novedoso y, como en todo lo nuevo en lo público, tiene que verse inyectado de distintos apoyos y una constante revisión, evaluación y proceso de mejora, para que en poco tiempo se logre concretar el espíritu de lo que originó el cambio en la norma y es lo que, en esencia, busca el legislador.
Analizar una política tiene sus dimensiones y existen distintas herramientas (como lo que propone Bardach), pero eso no lo es todo ni son recetas mágicas; la colaboración de los actores políticos inmersos es básica para tomar decisiones con la mayor información posible y con mucha responsabilidad, porque la manera en que se armen los cimientos de algo institucional hoy, será la fuerza que lo sostendrá el día de mañana. Cada paso cuenta y el análisis es básico.
*Doctor en Ciencias Políticas y Sociales con orientación en Administración Pública, UNAM
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