JALISCO. Hay plazas que se convierten en talismán para los actuantes. Sin duda en esta referencia cabe el idilio que mantienen el rejoneador Tarik Othón y el coso Alberto Balderas, pues regresó de nueva cuenta a un Carnaval que le recibió con grandeza y admiración.
Tarik, a su corta edad, se ha convertido en un consentido de la afición autlense que hoy se le rindió ante su rotundo triunfo, en el que cortó tres orejas para tener una salida pletórica a hombros, misma que compartió con el caballista Andy Cartagena, quien cortó dos orejas.
La fotografía final habría sido otra, pues faltó a hombros Fauro Aloi, a quien el juez de plaza le negó, le robó, la oreja que a ley tenía ganada en su primero.
Así la historia en una plaza que hoy volvió a abrir sus puertas de par en par a un festejo de rejones, con una entrada importante, pues se registró un casi lleno.
Con ello se confirma la leal afición que existe para el toreo a caballo que hoy tuvo a tres grandes exponentes, cada uno con un estilo particular en un nivel digno de cualquier escenario taurino.
De esta manera, Autlán de la Grana se sigue posicionando como un referente de la geografía taurina.
En ese tenor, también la mención la merece hoy el serio encierro de la ganadería de José Julián Llaguno, histórico hierro que preserva con celo la sangre de Saltillo.
La ganadería envió este lunes a esta plaza un encierro muy bien presentado, con trapío y con la bravura característica.
Fue éste otro acierto del espectáculo y de una empresa que está en la búsqueda constante de mantenerse en ese nivel, de esta forma Corona+Corona, la empresa que lidera el también ganadero Juan Pablo Corona, sigue cumpliendo con una afición que responderá: “lo que ofreces, recibirás”.
CARTAGENA, UN TRIUNFO GANADO
Deseado, de 497 kilos, de la ganadería de José Julián Llaguno, correspondió a Andy Cartagena. El astado del hierro zacatecano, serio y de impecable presencia, saltó al callejón, dejando dos heridos a su paso.
El español recibió al ejemplar montando a Mediterráneo, mostrándose con mando y atemperando las embestidas, colocando dos rejones de castigo y posteriormente luciendo de gran manera con las banderillas.
Junto a Catrina, el caballista se recreó por cabriolas, para dar paso al grupo de Forcados Amadores de México, entre ellos realizó una gran pega Carlos Tirado.
Aprovechando la enorme inercia, Cartagena culminó con un carrusel con las banderillas cortas. Certero con el Rejón de Muerte. Cortó una oreja.
Sorpresa, de 515 kilos, el cuarto de la tarde, con el que Andy Cartagena colocó dos rejones de castigo. Siempre toreando de costado, con mando y determinación a un animal que tuvo transmisión.
Se dejó llegar mucho al ejemplar para dar muestra del poderío, luciendo en la buena ejecución con las banderillas.
Las elevadas con la yegua de su cuadra, Catrina, fueron excepcionales, y también con ella cerró de manera espectacular con las banderillas cortas. Acertó con el rejón de muerte para cortar una oreja, con fuerte petición de la segunda.
FAURO ALOI, TRIUNFO ROBADO
El segundo de la tarde llevó por nombre Bienvenido, de 490 kilos, otro ejemplar serio, con mucho motor de salida, que intentó saltar al callejón sin conseguirlo.
Este toro que apretaba con fuerza correspondió a Fauro Aloi, quien se mantuvo siempre con mando. Firmó un gran tercio de banderillas. Lo paró con suma clase, siempre en los tiempos justos, todo medido, lo que marcó el nivel de su composición.
El rejoneador ajustó al límite los encuentros y el instante preciso de clavar. También redujo las distancias de costado, para llevar muy cosido al astado.
Cobró un rejón entero y arriba, tuvo petición mayoritaria de una oreja, con mucha fuerza. Aunque al final el juez de plaza decidió no conceder.
Con su segundo, Agradecido, de 510 kilos, Fauro Aloi terminó de declinar la balanza a su favor, con los embroques ajustados al milímetro.
El rejoneador convenció, pues hizo una actuación plagada de entendimiento. Clavar las banderillas, espectacular en las cortas, y las rosas, firmaron el prólogo de un rejón final que, una vez más, ponía en sus manos el triunfo. Cortó una oreja entre el clamor del público.
LA CUMBRE DE TARIK OTHÓN
El queretano saludó a su ejemplar Adivino, de 540 kilos, del hierro de José Julián Llaguno, con Joselito, presentándose con torería, mando y poder. Pasó al burel con dos rejones de castigo.
Sargento fue el caballo con el que el rejoneador comenzó con las banderillas, ante un astado muy reservón y deslucido, al que había que pisarle mucho los terrenos.
El toro no le ayudó demasiado porque le costó calentarse y romper hacia adelante, y no es que lo hiciera de verdad en ningún momento.
No obstante, tales terrenos pisó Tarik, tanto le consintió, tan arriba le llegó para provocar sus arrancadas, que, cuando éstas surgieron, las cuajó pulseándolas en un ejercicio de hondo conocimiento y oficio.
Lidió el queretano a centímetros, y ahí estuvo la clave de la faena del rejoneador, quien la culminó con un certero rejón final que le aseguró el corte de una oreja.
Tarik Othón ante su segundo, Viajero, de 495 kilos, de la ganadería zacatecana, dispuso de todo para conseguir el triunfo grande.
El animal tuvo mayor emotividad y transmisión. Por ello, todo llegó a la cúspide y toreó de costado, con esa maestría tan única, entre la exposición y clase. Lo hizo de salida con Kalimán.
La cita de frente a Divino dando el pecho, temerario y sin miramientos.
El punto de ebullición: un carrusel con tres magníficas banderillas cortas en los lomos de Espartano. Fueron apenas éstos los elementos de un gran cierre que se coronó con el rejón de muerte. Cortó dos orejas.
FOTOS: MANOLO BRIONES