JEREZ DE GARCÍA SALINAS. El bullicio y el aroma a comida casera inundan las calles Candelario Huízar y el Callejón Benito Juárez.
Ahí, entre el ir y venir de visitantes, comerciantes locales transformaron estas vías públicas en un vibrante pabellón artesanal y gastronómico como parte de las festividades de La Jerezada 2025.
“Queremos que la gente conozca lo que hacemos, no solo que compre”, comento Mamá Tere, mientras da los últimos toques a unas enchiladas que humean sobre el comal.
Como ella, decenas de comerciantes montaron sus puestos para ofrecer desde flautas y sopes hasta carnitas y tostadas, todos platillos que hablan de la tradición culinaria jerezana.
El recorrido por estos pasillos improvisados resulta una experiencia sensorial completa.
Mientras los olores de la comida recién preparada atraen a los hambrientos, a pocos metros los destellos plateados de las tradicionales arracadas jerezanas capturan miradas curiosas en el área artesanal.
“Cada pieza lleva horas de trabajo y técnicas que vienen de generaciones”, explicó Manuel, artesano de plata de Joyería Quetzal.
Junto a su puesto, otros artistas locales exhiben coloridas artesanías tejidas a mano, pinturas que retratan paisajes zacatecanos y hasta el tradicional pinole, elemento infaltable en la gastronomía de la región.
Entre turistas y locales que pasean observando las mercancías, los comerciantes coinciden en un punto: más allá de las ventas esperadas durante estos días festivos, su principal satisfacción radica en mostrar al mundo el talento y dedicación que distingue a las manos jerezanas, verdaderas guardianas de tradiciones centenarias que se resisten a desaparecer en este Pueblo Mágico.