30 Monedas
No existe nada más liberador, para la aterrada alma, sobre todo en estos años de muchos balazos y más ideológicos bandazos, que leer los diarios y las redes sociales y enterarse que, en muchas partes de Iberoamérica, quemar a Judas es una tradición.
No les voy a contar la historia de Judas de Keriot porque buena parte de la población ya la conoce (que por 30 monedas vendió a Jesucristo para que se cumplieran las profecías, etcétera).
Nel, eso ya lo saben. Igualmente saben que a todos aquellos políticos que brincan de un partido a otro, se les da por llamar Judas, por haber traicionado la ideología que juraron defender con la vida que, he de confesarles, la mayoría la única que conocen es la que se calcula en pesos y cheques al portador.
¿Cuántos de estos Judas de la política conocen? ¿Uno, dos, 20, 50, un chingo? La mera neta es que nos cansaríamos de enumerar la gran cantidad de personajes que cambian de un partido de derecha a uno de izquierda (lo contrario es muy complicado, pero se dan casos), es la única y auténtica ideología que practican.
Y no lo hacen por 30 monedas de plata, como el auténtico personaje bíblico, sino por carretadas de billete que les permiten vivir en lujosas y palaciegas propiedades, usar vehículos blindados, pasear por donde se les antoje y comer y beber de lo más fino y elegante.
Estos Judas modernos son los tipos más descarados que pueden existir en el mundo moderno y más en Latinoamérica, donde se han reproducido peor que los conejos. En cada proceso electoral la brincadera es asombrosa y vemos como, sin pudor, se dejan convencer de que es mejor estar en un partido que les ofrece el cargo, valiéndoles un pepino pisotear a la militancia que se encargó de construir la institución política.
Para estos especímenes, la política es el arte de joder al más próximo. Ahí tienen el caso patético de Fernando Belauzarán quien vivió del PRD por años, autodenominándose de izquierda, y que hoy anda de fariseo convocando a la construcción de un partido: SOMOS MÉXICO.
Según él, en este instituto caben todas las ideologías, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, el único requisito es ser mexicano y odiar a Morena. ¡Bravo mi distinguido miembro del sanedrín de chile, dulce y manteca! ¡Cuánta inteligencia y capacidad para juntar lo más granado del lumpen nacional! Le propongo que nombre a Alazraki como secretario de asuntos ideológicos de su partidillo.
Así las cosas en nuestra patria. Un batidillo de personajes sacados de algún cómic barato que no se caracterizan, precisamente, por su honestidad intelectual que, como muchos ex priístas, siguen medrando los asuntos públicos en beneficio de su bolsillo y el de sus familias, a las que acomodan para seguir viviendo del erario.
La pura neta que da hueva y coraje referirse a estos miserables hijos de Brozo y Loret. Es increíble que, hasta la fecha, los partidos políticos en el rancho sigan siendo grupúsculos que no admiten el debate ideológico porque no entienden la O por lo redondo.
¿Acaso Morena se ha caracterizado por ser el espacio de un debate serio, sobre las enormes diferencias entre la ideología burguesa y la comunista? Es cierto que se autodefinen como de izquierda, pero ¿de cuál izquierda? ¿Por qué tanta confusión ideológica? ¿Siguen teniendo el temor de llamarse comunistas? ¿Le sacan a quedarse sin hueso de perro?
Para eso me gustaban bola de hijos de Díaz Ordaz. No teman, que solo Judas temió. Y ya dejen de llamarles Judas, porque no se han chingado 30 monedas, nada más revisen sus cuentas bancarias y sus propiedades y les juro que el mismo Iscariote se vuele a colgar del pinche coraje. Porque todos esos ladrones que pronto serán corridos del templo, no son más que descendientes de Caifás. Dicho está.