EL PLATEADO DE JOAQUÍN AMARO. En medio de las balas que intercambiaban elementos del Ejército Mexicano y un grupo delincuencial, una niña, preocupada por su abuelo, salió corriendo a la calle donde se perpetraba una persecución a pie, para buscarlo y ponerlo a salvo.
Los habitantes afirmaron que de la refriega hubo al menos un muerto, además de seis casas baleadas y cuatro vehículos dañados por ráfagas.
De todos es conocido, dijeron, que hay un grupo delincuencial que se pasea por las calles de El Plateado, “pero tiene su nido en la sierra” y el lunes el Ejército se encontró con ellos en la calle Veracruz y los persiguió, sin importar que hubiera gente en la calle.
Del miedo, relataron que la gente corrió a refugiarse donde pudieron; los alumnos de la preparatoria que salían de la escuela, corrieron a atrincherarse a la presidencia municipal, junto con gente que andaba cerca; “otros se escondieron hasta en la sacristía de la iglesia”.
Detallaron que una camioneta de los presuntos delincuentes quedó en medio de la calle después de derribar un árbol del camellón central en un choque.
Ahí fue donde quedó también, aseguraron, el cuerpo de un hombre cuya sangre fue cubierta con la tierra de la jardinera, “pero luego desapareció, los elementos recogieron todo cuando se fueron”.
“¿Viera qué triste estuvo?, y duró mucho rato, hasta más de media hora. Yo nomás oía que las balas zumbaban por donde quiera, los soldados y los sicarios corrían para un lado y para otro, ni supe cuántos matarían”, expresó una persona.
ASUSTADOS
Habitantes de la cabecera y vecinos de la calle Veracruz, describieron que los hechos ocurrieron el lunes alrededor de las 13:30 horas, cuando la gente hacía su vida normal, algunos niños volvían de la escuela y los de la secundaria seguían en clases cuando se desató la violencia, en una persecución que duró al menos una hora.
En plena calle, las balas comenzaron a volar en todos sentidos, dejando huella en las viviendas y los vehículos, de lo que NTR Medios de Comunicación confirmó en un recorrido y diálogo con las personas.
Una niña salió corriendo de su casa para buscar a su abuelo unas casas más arriba, ante el temor de que le ocurriera algo. Los soldados, detallaron los vecinos, le gritaban, métanse a su casa, métanse a su casa: “pos allá vamos”, respondió la niña que había localizado a su abuelo.
AQUÍ NO PASA NADA
“Aquí es un lugar donde pasa algo y no pasa nada”, lamentó uno de los habitantes al expresar que, al ser un municipio apartado, no es de interés para las autoridades del estado.
En la refriega sobre la calle Veracruz, expresó el hombre, otra niña en la secundaria vivió la balacera a un grado de trauma: una bala atravesó una de las ventanas de la escuela mientras los estudiantes se resguardaban sentados en el piso y los vidrios cayeron sobre ella.
Los afectados dijeron que a veces el gobierno escucha cuando reportan; el problema es que no hacen nada “porque hay gente enredada con ellos y si uno abre la boca, ya no sabe ni con quién habla”.
Las personas entrevistadas dijeron que viven en la zozobra, pues al tener de cerca a criminales de un grupo delincuencial que se refugian en la sierra, “a diario estamos peligrando”.
Sobre la reyerta del lunes, consideraron que no era necesario que el Ejército Mexicano los persiguiera sobre las calles “porque además los agarraron descuidados”, si ellos ya saben dónde se refugian.
FALTA DE RESPETO AL MUNICIPIO
“Yo creo que es mucha irresponsabilidad, para qué queremos gobierno, creo que es una falta de respeto para el municipio que se agarren a balazos en el día, o sea, si le pegan a un civil, pos que se muera”, recriminó uno de los hombres afectados por la refriega.
El hombre, junto con una vecina que vio de frente cómo volaban las balas sobre la calle, dijeron que El Plateado se convierte en un pueblo sin ley, a donde nadie llega y así, hace unos días sujetos asesinaron a un muchacho en la comunidad San Lorenzo para robarle ganado. “Su casa está acordonada”.
“A los tres días lo encontraron muerto, cuando ya se lo estaban comiendo los perros”.
Así, dijeron, las balas rompieron vidrios y otras más agujeraron fachadas y dañaron dos camionetas y dos vehículos compactos.
PARALIZADA
Una mujer de edad avanzada relató su experiencia: cuando comenzó la balacera el lugar donde se encontraba tenía las puertas abiertas y apenas pudo caminar para entrecerrarlas, porque se quedó paralizada por el miedo al ver cómo las ráfagas pasaban frente a ella y tampoco supo cómo pudo doblarse para meterse debajo de la mesa para resguardarse.
Detalló que un vecino caminaba con un carrito de carga sobre la calle cuando empezó la refriega. Corrió a meterse con ella, cerró las puertas por completo y así, ambos pudieron mantenerse a salvo.
La mujer se quedó sola en casa porque su hijo salió a buscar agua, pero cuando inició el ataque el muchacho corrió hacia otro rumbo, lo que provocó que lo persiguieran los propios criminales y luego fuera detenido por un soldado, aunque liberado de inmediato al confirmar su identidad.
Los habitantes recriminaron que los grupos criminales se paseen por su pueblo, “algunos están de acuerdo porque no se meten con nadie, pero estar junto a ellos implica el riesgo”; no saben, dijeron, si hoy o en un mes vuelven, generan otro nuevo episodio de violencia y ellos quedan en medio nuevamente de la situación.
Dijeron que ellos no tienen la culpa, “menos las criaturas. Van a actuar hasta que maten a gente inocente, qué culpa tienen, ya nomás falta que algo pase y uno qué hace, dónde se queda, si no nos oyen, no nos escuchan”.
El grupo delincuencial que se pasea por las calles de El Plateado se ha ido renovando desde los antiguos zetas que los habitantes comenzaron a conocerlos como “los señores”, como hasta hoy los llaman, pese a que muchos al ir muriendo, van siendo suplidos por jóvenes, aún así, siguen siendo “los señores”.