CEDRAL. Existen plazas de toros mexicanas que por su aforo se consideran plazas de primera categoría, otras, que por su estilo se resguardan como joyas coloniales, y otras tantas, que por tradición cobran gran importancia.
Cada año, una plaza de toros acapara los reflectores nacionales, pues se antepone a la tradición el respeto al toro bravo.
Enclavada en el Altiplano Potosino, en Cedral, se ubica la plaza de toros Frascuelo, escenario que preserva con cariño y fervor el joven empresario Manuel Azcona Segovia.
Este recinto fue inaugurado el 14 de agosto de 1902, y desde entonces, reza la tradición, se celebra una corrida de postín.
Historia viva
La Frascuelo es historia viva, de grandeza, de toreros que dejaron huella, pero también fue una plaza castigada, que durante muchos años fue usada para el propio beneficio, perdiendo la seriedad del espectáculo y faltando año con año el respeto a una afición que poco a poco se fue alejando.
El cariño por su tierra, por su gente, por su familia, otorgó a Manuel Azcona la posibilidad de cambiar el rumbo de la historia, y hoy, Cedral goza, a través de la fiesta brava, de un gran prestigio.
El resurgir de esta plaza fue una bocanada de aire puro, pues desde 2012, a través de Cantauro, empresa gestora, el trabajo ha sido continúo y siempre a favor de la afición, nunca al propio.
Ese año podríamos decir que regresó la vida al pueblo en forma de toros, pues en la figura de Manuel Azcona, se encontró a un joven visionario, apasionado de la vida, orgulloso de sus raíces, con un amor y respeto a la fiesta brava.
La apuesta de Manuel Azcona fue clara desde el inicio en la fiesta de los toros, y por ello, la innovación comenzó a ser su sello característico.
Un nuevo enfoque y una nueva visión empresarial comenzó a dar de que hablar, y en pocos años, Cedral cobró importancia en la geografía taurina.
Céret y Cedral
Céret, en la Francia Taurina, a miles de kilómetros de distancia de Cedral, pareciera tan lejos, pero la cercanía es impresionante.
Es considerada la plaza emblemática que tiene al toro como protagonista. Cedral, con el paso de los años, sin querer imitar ese modelo, ha ganado a pulso el comparativo. Aunque la realidad es que Cedral no se compara, el prestigio lo ha adquirido a base de trabajo.
¿Cómo se logra tanto con solo una corrida de toros al año?, es una pregunta de la que solo Manuel Azcona tiene la respuesta.
“La plaza de toros Frascuelo significa todo para mí, es la causante de mi amor a la fiesta. Aquí todo se hace con amor, se cuida hasta el más mínimo detalle, pero además de eso, en Cedral y su plaza se respeta al toro bravo por sobre todas las cosas, porque es el pasado, el presente y el futuro de la fiesta. Si hay toro, hay todo”, afirmó el empresario.
Cedral tiene algo que ni se compra ni se adquiere: personalidad, llevando al toro como único y principal protagonista, y justo por ello, ha ganado ya el calificativo de ser nuestra Céret Mexicana.
En este sentido, Azcona detalló que “las comparaciones son un halago. Céret es un referente de la fiesta taurina en el mundo.
“En Cedral, con 11 años que llevamos al frente de esta plaza, hemos llevado por bandera al toro y queremos algún día llegar a ser referente mundial del toro como lo es Céret, pero sin ser comparado, si no ser Cedral por mérito propio».
Ante esta efervescencia, un público cautivo espera el 14 de agosto abarrotar la plaza de toros Frascuelo, cuyo aforo es de 3 mil 500 personas, aunque el permitido es de 3 mil 100. El cartel lo integran tres jóvenes que están en plan arrollador, como lo son Diego San Román, Héctor Gutiérrez y Alejandro Adame, que lidiarán un serio encierro de Begoña.