La [inexistente] sensatez en la clase política opositora
En una conversación que tenía con una gran amiga mía a través de WhatsApp, me decía que en su estado las cosas estaban de la “ching…” en cuestiones políticas, haciendo alusión a la disputa férrea entre el gobierno estatal y los partidos de oposición (principalmente el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional), pero sobre todo, al papel que estaba haciendo la oposición, relatándome situaciones de sumisión, inoperancia, dominación grupal, desintegración, nula motivación social y otras cosas. Lo sorprendente fue que cerró su alegato diciéndome “pero como dicen por ahí, estábamos mejor cuando estábamos mal… ahora estamos peor”.
Unos días más adelante, arreció un poco el reacomodo de fuerzas políticas entre los grupos del partido gobernante (pudimos ver la doctora Claudia Sheinbaum Pardo realizando la famosísima operación cicatriz, por lo menos mediáticamente) y, por otro lado, vimos la asistencia a sendos actos partidistas de parte de Xóchitl Gálvez, y lo que quedó en el imaginario como algo pendiente fue qué iba a pasar con el partido Movimiento Ciudadano.
Y aquí permítame insertar una apreciación personal, pues en medio de todo lo que estaba viendo en los bloques antagónicos que buscan la presidencia de la República, y las reflexiones que tenía basado en lo que había platicado con mi amistad, me llegó un enlace de una declaración hecha hace ya varios días por Agustín Basave Alanís (@agustinbasave en Instagram), actual secretario del ayuntamiento en el Municipio de Monterrey, Nuevo León, y diputado federal con licencia por Movimiento Ciudadano (antes fue el coordinador de la Comisión Operativa estatal en Nuevo León, algo así como el dirigente estatal). La impresión que me dejó fue ver a alguien joven con mucha sensatez política, algo sumamente escaso en la actualidad (sin importar la edad).
El abogado Basave Alanís lanza una serie de consideraciones en su video que vale la pena analizar. Habla abiertamente de un desacuerdo por cómo se están llevando a cabo las cosas en Movimiento Ciudadano para definir una candidatura presidencial, en el marco de un contexto político, gubernamental y social complejo. Me parece que su postura con relación a una unidad opositora, independientemente de los asegunes de un frente opositor, obliga a repensar lo que buscan las fuerzas contrarias al oficialismo.
Por otro lado, pone sobre la mesa un par de observaciones cruciales: la suma que puede hacer MC a la unidad de la oposición para un eventual triunfo en unas elecciones cruciales y, por otro lado, se interpreta con claridad que es iluso pensar que el partido naranja va a ganar la Presidencia de la República por sí solo.
Salvo su mejor opinión, estimad@ lector(a), y apartado el análisis electoral o partidista de lo dicho por el funcionario regio, pongo a su consideración una reflexión sobre la sensatez política de lo dicho por Basave. Como sea, habla con claridad de tiempos electorales, de la ley, del rol de la oposición y de la naturaleza que ve en este gobierno cuatriteísta… pero sobre todo, la exigencia de definiciones. Y es aquí donde llamó su atención sobre la sensatez política a la que podrían obligarse los actores políticos.
En un blog de tinte religioso, encontré unas ideas sobre la sensatez que se adecuan a este texto, incluso en la parte política. En ese espacio se señala que “Sensatez es la cualidad de sensato (cuerdo, prudente o de buen juicio). La sensatez, por lo tanto, está asociada a la cordura, el entendimiento, el raciocinio y la prudencia. Por todo ello, se considera que la sensatez es uno de los mejores valores que puede tener un creyente, tanto para su propio desarrollo como para su relación con los demás y su papel en su casa, en la iglesia y en la sociedad en general (…) Sensatez: Viene del latín “sensatus” que significa: dotado de buen juicio y percepción de las cosas, se deriva de la acción de percibir, sentir, juzgar y opinar, sentido común y buen juicio”. Con esto en consideración, piense Usted en lo que ha visto, escuchado o leído de parte de actores políticos o gubernamentales que han expresado alguna clase de interés electoral: ¿hay buen juicio?
La idea de llegar por llegar, o competir por competir, solo por aparecer en una boleta o por creer que todo se va a confabular para que alguien llegue a ganar determinada elección, debe razonarse con cordura. En su momento, distintos partidos dieron candidaturas a gremios, artistas, sindicatos, organizaciones populares, cuates, sectores, deportistas y demás expresiones sociales con el afán de tener votos.
Y así crecieron muchos partidos -también en su momento- que se valieron de imágenes populares construidas en actividades ajenas a la política, y explotaron a esas personas electoralmente. Los resultados, si bien arrojaron algunos votos, también vertieron situaciones cuestionables y hasta bochornosas. Lo peor, me parece, fue que en su momento se dieron cuotas a los cuates y eso generó experiencias de los peores gobiernos en los momentos más importantes. Se actuó sin sensatez, pero sí con ambición o desparpajo. Mal.
Y hoy no debiera ser así. Los compromisos políticos deben ser en primer lugar con la ciudadanía, el electorado, y no con un partido o dirigente gandalla, cuestionado, timorato, vivales o autócrata. Basave da una buena lección de sensatez -me parece, habrá que ver en qué queda todo- pero lo primero es que abonen muchas voces así a evitar la división, incluso anunciando su renuencia a ser considerados como candidatos. Es un momento crucial, de necesaria sensatez.