VILLA GONZÁLEZ ORTEGA. El obispo de la Diócesis de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, recorrerá 14 parroquias y tres cuasiparroquias, que pertenecen al Decanato de Ojocaliente y Pinos, durante los próximos tres meses dentro de su segunda visita a esta zona pastoral denominada San Juan Pablo Segundo.
De acuerdo con la agenda que atenderá el líder religioso, durante sus recorridos en las 14 parroquias, seis de las cuales son de Ojocaliente, y tres cuasiparroquias, una de ellas en Pinos, se espera que salude y conviva con alrededor de 250 mil feligreses en 10 municipios de esta zona pastoral, informó el vicario episcopal de zona, Ricardo Martínez.
Detalló que compartirá experiencias con 25 sacerdotes y alrededor de cien laicos de los consejos parroquiales, mientras recorre Pinos, Villa González Ortega, Ojocaliente, Noria de Ángeles, Villa Hidalgo, General Pánfilo Natera, Luis Moya y Cuauhtémoc, así como varias comunidades.
Pese a aceptar que la situación en el estado y sobre todo en la región sureste en materia de seguridad es compleja, el vicario Ricardo Martínez resaltó que “se hace lo posible por hacer efectivas la creación de escuelas de formación para gente de la pastoral, desde las parroquias, y se cumple con un mismo fin: que es llevar a la sociedad un mensaje de paz”.
PRIMER MENSAJE
La primera visita del obispo fue en la parroquia de Villa González, donde encabezó una misa especial en la que participaron los 25 sacerdotes de la zona pastoral.
En la celebración eucarística mencionó que al saludar a los creyentes por la calle sus peticiones eran de salud, por ello solicitó “poner todas esas peticiones sobre el altar y dejar en manos de dios el milagro de la sanidad”.
Dentro del mensaje que llevó a los fieles del sureste, Noriega Barceló pidió que “no nos cansemos de pedir por la lluvia, oportuna y necesaria; dios nos conceda lo que necesitamos, lo que necesita nuestra tierra, pues todos anhelamos una vida digna, una vida mejor”.
Apeló a reconocer que “hay pecado en nuestras vidas que llevan a muchas negatividades, si el mal se hace violencia, el mal también se hace sequía y tantas otras negatividades”.
Sobre su presencia por estos municipios, el obispo de Zacatecas afirmó que no vio rostros tristes, sino iluminados, con una sonrisa, brillo en los ojos y con la frente en alto, lo que debe ser una gran lección, al refrendar que la fe está de fiesta.