GUADALAJARA. Bruno Aloi no salió a hombros este domingo en la Plaza de Toros Nuevo Progreso por la incompetencia del Juez de Plaza, que decidió arrebatarle por derecho lo que a pulso tenía ganado el novillero que hoy cautivó por completo a una afición que reconoció su toreo.
Bruno es una carta firme, una figura en ciernes que seguramente llegará muy lejos. Su toreo hizo vibrar a la afición tapatía que le reconoció como al que más.
Tarik y la apuesta ante el complicado lote
El rejoneador Tarik Othón mostró su gran nivel la tarde de este domingo en la Plaza de Toros Nuevo Progreso, de Guadalajara, Jalisco, ante un lote muy complicado de la ganadería de Santo Toribio.
Tarik superó los obstáculos y demostró esa grandeza con su segundo, con el valor y la verdad en la ejecución de los quiebros.
Compadre de 440 kilos, el abre plaza de Santo Toribio para el rejoneador Tarik Othón, quien lo recibió montando a Ribeiro, caballo de salida, mando y torería en su comienzo de actuación, dejando un rejón de castigo.
Enzo le acompañó en el inicio de banderillas, aguantando mucho al novillo. Barona fue el elegido para continuar una labor esforzada del rejoneador ante un toro completamente parado, sin mayor transmisión ni empuje.
El rejoneador apostó todo, pisando los terrenos comprometidos, y así consiguió una batida con enorme valor y mérito para dejar una banderilla en buena colocación.
Tarik puso todo lo que le faltó al de Santo Toribio: la raza y el pundonor, cerrando con la colocación de las rosas. Certero con el rejón de muerte, acertó en el primer intento. Hubo petición de oreja que no se concedió, dando vuelta al ruedo.
A su segundo, Allegado de 405 kilos, Tarik Othón lo recibió con Talismán. Se trató de un ejemplar muy suelto, que no se enteraba del andar del caballista, que mostró la claridad de ideas al resolver la primera colocación de castigo, dejando gracias a su técnica el segundo, pues tuvo que ir por los adentros para conseguirlo.
Aquiles y un espectacular quiebro llegaron a los tendidos. El andar temerario, de frente, en el dominio absoluto de la escena, poniendo todo.
Los mejores pasajes llegaron al clavar el segundo quiebro, porque cada uno de ellos superaba al anterior por inverosímil, dado al ajuste y lo debajo del caballo que Tarik se metía el envite del toro.
Barona dio paso al momento en que Tarik lucía y revestía en cada cite, haciendo las delicias del público, en absoluta conexión con el tendido.
Al final, Toreto le acompañó en la ejecución de la suerte suprema. Fue ovacionado con fuerza en el tercio.
Tarde cuesta arriba para Rubén Núñez
Hermano de 470 kilos, segundo de la tarde para Rubén Núñez, que saludó de rodillas con larga cambiada al ejemplar de Santo Toribio.
No resultó fácil desde los capotes el novillo que mostró ese genio en la muleta. Tras un brindis a la afición, comenzó por bajo y con mando, y al buscar el remate con el de pecho fue desarmado.
Lo entendió muy bien el novillero, que estuvo firme, pero las embestidas fueron bruscas. Él se mantuvo en la línea: toque firme y resolver sobre la marcha.
Así, pudo de uno en uno robar los muletazos; el novillo se le venció y fue prendido, por fortuna sin mayores consecuencias. El final, poderoso y desbordando las emociones ante la clara muestra del deseo. Saludó en el tercio.
Abuelo de 470 kilos, quinto de la tarde, para Rubén Núñez, que dejó la variedad con el capote, firmando un buen comienzo de faena por bajo. El novillo resultó muy áspero, rebrincando y deslucido. Se esforzó pero poco pudo hacer. Silencio.
Tarde cautiva para Bruno Aloi
Pariente de 470 kilos, primero del lote de Bruno Aloi, que bregó toreramente al abrirse de capa con el de Santo Toribio.
Brindis al respetable de parte del novillero mexicano que llegó enrachado a este compromiso con la afición tapatía, por lo que las expectativas por verle eran altas.
En el centro del ruedo citó de largo para un temerario cambiado por la espalda, demostrando todo el valor que atesora.
Cuánta evolución hay en Bruno, que lo hace ver todo tan fácil. Así se relajó para correr la mano en las dos primeras series donde profundizó los derechazos.
Qué asentado, con ritmo y a compás llevó la muleta, ese cambio de mano portentoso y eterno. Cuántas emociones afloraron en ese instante que perdurará.
Bruno por el izquierdo también prodigó el toreo al natural, pero aquí el ejemplar tuvo menos recorrido. Aun así, ese muletazo de pecho valió todo por la lentitud.
Encajado y completamente roto siguió con el buen toreo por derecho, en cámara lenta; y ese pase de la firma digno de una pintura.
Qué torero fue Bruno y cómo dimensionó la faena. Y cuando todo estaba ganado apostó más, toreando de rodillas, con un valor absoluto digno de grandeza.
En buen sitio dejó la espada. Pasaportó al segundo viaje y tuvo mayoritaria petición de oreja, no concedida. Bronca al juez. Arrastre lento al de Santo Toribio. Clamorosa vuelta al ruedo.
El sexto y segundo de Bruno Aloi permitió un saludo capotero de excelencia al rubricarse por verónicas. La quietud impensable en el quite, chicuelinas y tafalleras que desgranaron con fuerza la ovación.
Muletazos muy bajos, andando, para llevar al novillo al centro del ruedo. La primera serie tuvo el mando, a pesar de que el novillo tendió a ir con la cabeza arriba, Bruno lo llevó con tanta mesura que le encontró el buen ritmo por el derecho, pues aunque lo probó por el izquierdo, por aquí nada se pudo.
Cuando el novillo cambió, con peligro, Bruno no se inmutó y puso todo el valor, pero además lo hizo sin miramientos, sobre todo con ese cambiado por la espalda impensable.
En la estocada fue prendido, pero sin verse la ropa esperó a que el novillo doblara; ante sus pies rodó en medio de una entrega que hizo vibrar.
Dos orejas se merecía, pero el incomprensible palco le negó ese derecho. Una oreja solamente a Bruno, pero queda algo más que eso, ayer Guadalajara se le rindió.
¡Grande Bruno, muy grande!
Fotos: Manolo Briones.