Todos somos iguales ante la Ley. Pero no ante los encargados de aplicarla
No existe nada más liberador, de la aterrada alma, sobre todo en estos años de muchos balazos y más ideológicos bandazos, que revisar los diarios y leer declaraciones cada día más aterradoras, como saber que la Señora Gela(tinas) se siente triste porque a sus espaldas se está tejiendo la tenebra para mandarla mucho a suchi pues, según los bajos mundos del hampa, el trácala de Alito quiere imponer a Beatriz Machinza Paredes como la candidata legítima del Frente Amplio de Reaccionarios a la presidencia.
Y mientras Doña Gela anda triste vagando por el país y arrastrando un 15 por ciento en las encuestas, el carnal Marcelo sigue firme en su necedad de construir un nuevo camino para seguir pegado a la ubre pero que no se vea mal ante sus cinco seguidores. En calidad de mientras, ya interpuso un medio de impugnación ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que, por cierto, no tiene ni pies ni cabeza. Me explico: en los puntos petitorios Marcelo dice que interpone un JDC para que el tribunal ordene a la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena que admita la demanda de nulidad y posterior reposición del proceso interno para la elección de la Coordinación de Defensa de la Cuarta Transformación, presentado en fecha 10 de septiembre. ¿Alguien entendió que chingaos quiere? ¿Qué carpintero le hizo el medio impugnativo?
Litigar en materia electoral no son enchiladas. Marcelino pan y vino, primero debió agotar las instancias jurisdiccionales intrapartidarias para luego acudir a los tribunales en busca de justicia electoral. No ir allá para que el órgano jurisdiccional de Morena haga su chamba. O es que acaso, ¿la citada Comisión de Honestidad y Justicia lo mandó a la burguer? ¡Explícate Marcelo y deja de jugar al abogado! Digo, porque haces encabronar.
En fin, así están las cosas y así de desprestigiada por estos tinterillos nuestra noble profesión. Ya todos se burlan de quienes nos dedicamos, honestamente, al litigio electoral. Y en el caso de las diferentes ramas del Derecho sucede lo mismo, pero los dichos y actos que desprestigian la profesión vienen de los órganos de justicia y sus titulares. Leí los dichos del presidente del Tribilín de Zacatecas y neta que me aventé al suelo de la risa, de esa risa cabrona que te hace chillar.
Aquel lunes, del mes de marzo del año 1867, Guillermo Prieto se levantó con el semblante tranquilo, preparaba algunas notas sobre la libertad de enseñanza y su importancia en la formación del Estado mexicano. Una fuerte ventisca le arrancó algunas hojas que llevaba en la mano. Se agachó y solo alcanzó a decir: “Hoy el aire amaneció muy conservador, el muy desgraciado”.
Pues resulta que el presidente del tribilín del ranchito presentó su informe de labores sin nada trascendente que contar. Yo esperaba alguna nota que reventara la adormilada visión jurisdiccional, no sé, algo así como: “El presidente del tribilín anunció que se rebaja el salario en 50 por ciento e invitó a los presidentes de todos los tribunales a hacer lo mismo”. O una propuesta de reforma que dijera algo así como: “Propongo que, en lo sucesivo, los magistrados del tribilín sean designados por los jueces en activo que tengan 10 años de servicio. Ya no designaciones políticas”. Pero no, puro choro mareador, pues las noticias que hacen temblar al rancho vienen en la nota roja. ¡Bienvenido octubre!