Tenía que suceder
Llegaron y el desastre. Siempre he defendido la actividad minera a pesar de sus claroscuros. La minería es importante en México por los valiosos yacimientos con que contamos. Se ha desaprovechado durante siglos el poder incorporarlos a una cadena industrial, como se tiene en países como Japón y Corea, que no cuentan con ellos, pero son potencia en desarrollo industrial y más en el tecnológico. Aun en el actual periodo gubernamental, no hay avances.
Probablemente, en todo el mundo, hay una especie de sumisión extrema de algunos participantes del sector hacia la cabeza de las empresas mineras, hasta los llaman los “jefes”, sin estar dentro de las empresas. Hay que aclarar que muchos de los directivos de las empresas mineras llevan correctamente las labores en tan riesgosa industria.
Viene al caso lo explicado por hacer ver que con los gobiernos de derecha de las pasadas tres décadas se aprovechó la no aplicación de la ley en materia laboral y medidas de seguridad.
La nefasta aplicación del outsourcing iniciada por los panistas empezó a deteriorar la seguridad en las operaciones mineras, al subcontratar las tareas de extracción con niveles de seguridad muy bajos. Aquella tenía una razón para las empresas mineras, bajar costos de prestaciones laborales.
Es ahí, que una de las empresas, Grupo México, ha sido de las que más se ha aprovechado y dominado a presidentes de la República, mayormente a Vicente Fox, que le financiaba la supuesta fundación Vamos México.
Las dependencias federales gubernamentales deterioraron sus funciones al ingresar a los puestos de trabajo familiares de panistas, peor en los cargos que se requería conocimiento altamente especializado como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), a la que llegaron personajes como Patricio Patrón Laviada, ex gobernador de Yucatán, sin educación profesional alguna.
A partir de esos periodos, no ha habido el enfoque que debe tener tan especializada dependencia. Aun en la 4T ha sido lenta y errática la función de atender la seria problemática ambiental.
Después de cinco años del actual gobierno, siguen los problemas con empresas mineras de Grupo México, uno, Pasta de Conchos en Coahuila, de aquella explosión del carbón con la muerte de 65 trabajadores. A pesar de los convenios, no se han rescatado los cuerpos.
Vemos la nefasta aplicación del outsourcing, ya que la extracción se hacía por medio de esa contratación, lo sabemos los que estamos en la minería, como también lo señaló el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSRM), Napoleón Gómez Urrutia, menciona que “de los 65 trabajadores atrapados, 25 eran sindicalizados, cuatro empleados de confianza y el resto contratistas, mismos que no tenían prestación alguna ni capacitación”.
Investigando, se supo que la falta de ventilación fallaba constantemente, lo cual complicaba la dispersión del gas metano, que en minas de carbón se desprende del yacimiento.
Es imposible creer que la mina estuviera sujeta a supervisión frecuente, y que días antes de la explosión había cumplido con las 43 recomendaciones menores de ajuste de equipo y ademes, como lo señaló el ex delegado de Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Pedro Camarillo Adame, clásico funcionario del panismo sin experiencia en el área e incapaz administrativamente.
Inspectores de la dependencia lo contradijeron señalándolo como el responsable de que la mina de carbón Pasta de Conchos no se hubiera clausurado antes del incidente.
Hoy, conocemos que las autoridades priístas también colaboraron con el Grupo México para dar por terminadas por la Secretaría del Medio Ambiente Recursos Naturales las acciones para solucionar el grave derrame de 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre acidulado en el Arroyo Tinajas, causado por el complejo minero Buenavista del Cobre, mismo que afectó los ríos Sonora y Bacanuchi.
Al igual que Pasta de Conchos, empresas contratadas por la citada compañía realizaron la presa, otra vez, las autoridades ambientales permitieron deficiencias en su construcción, por lo que se rompió la presa por cálculos erróneos para contener las presiones y posibles alteraciones por la sustancia.
El poderoso Grupo México y su cabeza no quieren, en Pasta de Conchos y Buenavista del Cobre, indemnizar y sufragar los costos de sus negligencias. Estos casos enlodan la industria minera que cumple con la legislación en minería.