ISRAEL. “Lo único que queremos es volver a casa”, afirmó con la voz entrecortada y a punto de romper en llanto Mariana Hernández Beltrán, quien en compañía de Francisca y Florinda Beltrán Rosa está varada en Jerusalén, Israel, por el conflicto armado que vive esa nación.
Actualmente, las tres zacatecanas, originarias de Valparaíso, se encuentran refugiadas en un hotel y, desde su arribo a éste el pasado fin de semana, no han dejado de escuchar “aviones de guerra” volar sobre su cabeza.
Mariana aseguró que aun cuando no vieron algún enfrentamiento y en todo momento han estado seguras, “la situación cada vez se torna más difícil, nos dan indicaciones que cualquier cosa que pase, correr a las escaleras, hay gente llorando, coches abandonados, tanques de guerra; está feo”.
Relató que ella, junto con sus dos familiares, formaba parte de una peregrinación con el padre Jesús Hernán Orjuela, conocido como el padre Chucho, en la cual participaron 110 personas de diversas nacionalidades.
En total, 85 colombianos y los demás ecuatorianos, mexicanos, estadounidenses, nicaragüenses y salvadoreños visitaban los lugares sagrados de Israel.
Al momento de estallar el conflicto bélico “las aerolíneas ya no se hicieron cargo, no hicieron nada, simplemente cancelaron los vuelos y ya no nos dan respuesta de nada”.
Hasta este martes, el único contacto para buscar una salida de Jerusalén era el secretario general de Gobierno, Rodrigo Reyes Mugüerza, y la Secretaría del Zacatecano Migrante (Sezami), que realizan gestiones para garantizar su regreso a la entidad.
Mariana reconoció que el funcionario estatal logró el contacto con la embajada de México en Israel para sacarlas de este país, “pero ahorita están dando prioridad a las personas más vulnerables”.
Recordó que son al menos 5 mil mexicanos varados en aquel país de medio oriente “y pues no se dan abasto para sacarnos a todos, todo mundo quiere salir corriendo porque la situación es cada vez más difícil”.
Una esperanza surgió con el padre Chucho, quien busca que los peregrinos de todas las naciones de su grupo puedan abordar uno de los aviones enviados por el gobierno colombiano para sacar a sus ciudadanos.
Sin embargo, no existen garantías de lograrlo, “porque en este momento solo ven por los colombianos”.
Comenzaron los ataques
Mariana narró que “el día que llegamos a Tierra Santa comenzó el conflicto, empezaron a separarnos. Hay gente llorando, filas de personas que no sabían qué estaba pasando. Una vez que llegamos a Israel fue cuando nos dimos cuenta, porque había niños corriendo con armas”.
Agregó que los aviones de combate surcaban el cielo israelí en todo momento: “en realidad ya no podemos dormir, los aviones… yo nunca había vivido esto y de verdad es aterrador”.
Agradeció que no han sufrido ataques. “Nos dejaron en Jerusalén porque es una ciudad que vende seguridad y vemos cómo atrapan los misiles en el cielo, con la llamada cortina de hierro.
“En el lugar en el que estamos ya hemos sido bombardeados, pero solo vemos cómo atrapan los misiles en el cielo”, relato.
Desesperación
Estar en medio de esta condición ha llevado a los varados a sentir desesperación. “El pánico creo nos empieza a desbordar, el padre Chucho y el padre Alex trataron de transmitirnos tranquilidad, pero sabemos que la situación cada vez es más delicada”.
A la incertidumbre en la que viven se suma que los víveres comenzaron a escasear y la falta de dinero para adquirir comida. Lo único que tienen es la fe: “vamos a salir de aquí y tengo que estar fuerte por mi familia”.
Ahora buscan apoyo con su familia en Zacatecas y tratar de solventar los gastos. “Aun cuando es aislada la comunicación, si salgo del hotel pierdo. Afortunadamente, en la peregrinación nos ayudamos y racionamos el agua y la comida.
“Porque si sales del hotel hay mucho sufrimiento, mucho. Se supone que es la ciudad más protegida, pero estamos muy cerca del punto más grave, hay mucho peligro”, insistió.
Mariana llamó a su familia a la tranquilidad y reiteró: “dios está con nosotros, tenemos que estar tranquilos. Sabemos la situación en la que estamos. Solo queremos regresar a casa”.