CARROÑEROS
Reflexionando las diferencias. Falacias de algunos seudo comunicadores en verdad nos llena de rabia su actitud carroñera, como es el caso de Loret de Mola, entre otros.
Es mentira que el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) advirtiera antes de la Mañanera del martes 24, que el huracán Otis se convertiría en categoría 5 en la escala Saffir-Simpson. El fenómeno fue creciendo en cuanto transcurrieron las horas, causadas por aumento de temperatura en la región, con datos que demuestran que ocurrió por encontrarse con una zona de aguas oceánicas altamente cálidas, que rondaban los 31 grados Celsius de temperatura.
Ha dejado desconcertado a los científicos, porque en menos de 12 horas se desarrolló violentamente. Es hasta en la noche que, al chocar con las costas de Acapulco, a eso de las 12 de la noche, llegó a la categoría 5 (ahí estaba como convencionista de la reunión internacional de minería), sin que la población tuviera oportunidad de ser advertida a tiempo para prepararse antes de su llegada.
Los antecedentes de las acciones de los ex presidentes ante estas catástrofes naturales dejaron como aprendizaje la forma de atender los estragos que ocasionan para la población.
Es con el priísta Miguel de la Madrid, en su nefasta y cobarde actuación ante el sismo del 19 de septiembre de 1985, cuando la población de la Ciudad de México tuvo que tomar en sus manos las acciones de remover escombros de los edificios derrumbados, ante la falta de respuesta del gobierno federal.
La orden a las fuerzas armadas para colaborar en el rescate de la población fue tarde e ineficiente. Soldados y policías acordonaron la zona para evitar el pillaje, pero no intervinieron en el auxilio.
Actualmente sabemos con más exactitud datos sobre los damnificados, situación que a pocas horas no es posible conocer cuando las condiciones de los fenómenos naturales son devastadores; sin embargo, en cuanto transcurren los días se van precisando, al aumentar la posibilidad de movilidad en las zonas afectadas.
Pero con Miguel de la Madrid se ocultaron los datos, a tal grado, que hay investigadores que señalan que no se sabrá nunca el número exacto de las víctimas.
Su gobierno reconoció que fallecieron entre 6 y 7 mil personas. Sin embargo, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) registró 26 mil fallecidos, en tanto que organizaciones de damnificados calcularon en 35 mil los muertos. Estos últimos datos tienen mayor precisión.
Con el huracán Paulina, ¿cómo fueron las cosas?
En octubre de 1997, el día 7, se registró el huracán Paulina al sudeste de Salina Cruz, Oaxaca, en la categoría 4 de la escala de Saffir-Simpson, a partir de ese día se produjeron intensas precipitaciones en los estados de Guerrero y Oaxaca.
Paulina avanzó hacia el noroeste, se iba debilitando hasta la categoría de “depresión tropical”. Algo inusual se presentó en Acapulco, la precipitación alcanzó más de 400 mm en unas cuantas horas, en solo cinco horas se registró una precipitación equivalente a un tercio de lo que llueve anualmente.
Repito, el orgullo de ser geólogo y entender la fuerza de la naturaleza sobre la corteza terrestre (CT) y no decir estulticias como algunos comunicadores o políticos, nos permite informar a la sociedad la magnitud de eventos naturales que les impactarán en su vida.
Las precipitaciones de Paulina, tampoco previsibles, afectaron la compleja geomorfología (formas terrestres en la CT) del puerto de Acapulco que se asemeja a un anfiteatro, rodeado de roca ígnea granítica, en su exposición a las condiciones climáticas, las erosiona, forma fracturas y arenas al desintegrarse con la acción del agua y temperaturas, es natural en la costa del Pacífico, se agravó por la gran cantidad de humedad, la caída de bloques, que conocemos como remoción de masas.
Removió los materiales arcillosos y se formaron corrientes de lodo que circularon por las calles y avenidas, mismos que arrastran a personas; algunos fallecieron sepultados por el lodo. Según los datos oficiales, 207 personas murieron, 200 desaparecieron.
¿Pudieron prevenir las autoridades de esa época las consecuencias funestas de los fenómenos? ¡No!
Así es que las críticas de que el gobierno federal pudiera prevenir los estragos, esas que vienen de los Loret, Riva Palacios y hasta la candidata Xóchitl Gálvez, es manipulación electoral.
Por primera vez se está actuando en medida de las posibilidades gubernamentales y sociales para poner en pie a tan icónico lugar mexicano, lo más humano, ayudar a los pobladores de Acapulco.