El torero hidrocálido José María Pastor llevó la tauromaquia a tierras estadounidenses, donde se enfrentó a tres imponentes toros de procedencia Domecq y Saltillo, a los que lidió en solitario a la usanza portuguesa en Denver, Colorado, y Fort Worth, Texas.
El público se entregó en todo momento ante lo que realizaba el torero en el ruedo.
Pastor ha trascendido fronteras al mostrar su técnica, destreza y valentía en un escenario donde la fiesta brava se vive de manera diferente.
Este viaje que realizó en el primer mes del año es un puente que conecta la pasión por la fiesta de los toros con una audiencia que vive las tradiciones de otra cultura.
La fiesta brava en EUA
En un país donde la tauromaquia no es de arraigo, la presencia de José María despertó la admiración de los asistentes de ambas ciudades.
Esto muestra que la emoción por la fiesta brava no conoce fronteras. Su participación refleja el espíritu universal y su capacidad para trascender en otras culturas, compartiendo la pasión de la fiesta brava con un público ávido de nuevas experiencias.
La incursión de José María Pastor en tierras estadounidenses representa la oportunidad para compartir la riqueza cultural de la tauromaquia en un contexto internacional.
Su participación resalta la universalidad de la fiesta brava, demostrando que la emoción, el arte y tradición de la fiesta brava puede trascender barreras geográficas y conectar a las personas a través de la pasión por los toros.
“Fue una experiencia diferente, pero muy bonita poder llevar la tauromaquia, especialmente mi tauromaquia, a otro país donde la cultura es distinta.
“Aunque la fiesta de los toros se vive de manera diferente, sigue presente. Es importante reconocer la labor de las personas que hacen posible llevar las tradiciones mexicanas al otro lado del muro”, puntualizó Pastor.